La importancia de la autoestima.

Un padre llevó a su hijo a ver una sesión de un circo ambulante que había venido a la ciudad. Compraron una entrada, se sentaron, y el niño disfrutó boquiabierto de los números de los equilibristas, malabaristas, payasos y domadores. Al acabar la sesión, insistió a su padre para poder dar una vuelta por las instalaciones, y volver a ver algunos de los animales que le fascinaban.

Cuando encontraron el elefante, el niño se sorprendió al ver que el gigantesco animal estaba atado a una pequeña estaca solo con una cuerda en una pata. Señaló el hecho a su padre, buscando una respuesta. Parecía evidente que el elefante podía liberarse en cualquier momento.

El padre explicó a su hijo que normalmente esos animales nacían en cautividad. “Probablemente, cuando el elefante era cachorro, le ataron con una cuerda semejante. Posiblemente el animal procuró tirar de ella y escapar, pero al ser tan pequeño, no tenía la energía suficiente y finalmente se dio por vencido. Pese a haber crecido y convertirse en una fuerza de la naturaleza, dejó de intentarlo.”

El majestuoso elefante ahora podría liberarse con un pequeño gesto, pero no lo hacía porque seguía pensando que no podría nunca romper esa cuerda, como cuando era pequeño.

El ser humano es el único ser vivo que tiene el poder de contemplar su vida, su actividad y que tiene el privilegio de la conciencia que lo lleva a buscar, transformar, escoger y decidir lo que para él es significativo, pero en ocasiones nos nublamos ante esta capacidad y acabamos sintiéndonos como ese pequeño elefante.

Comenzamos una serie de artículos sobre la autoestima que iremos publicando a lo largo de las próximas semanas.

A través de los siglos las personas hemos estado en un proceso evolutivo, tanto para satisfacer nuestras necesidades básicas de supervivencia, como para el desarrollo de las capacidades cognitivas, afectivas, y sociales. Para la satisfacción de estas necesidades nos apoyamos en capacidades genuinas de nuestra especie, como es el hecho de reflexionar y tomar decisiones por y para uno mismo. Lo que en la práctica nos lleva a cultivar nuestra sensación de realización personal, entendiéndola como el desarrollo de la destreza para ser libre en la toma de decisiones, percibiéndonos capaces y seguros para sortear obstáculos; es el aprender a saber lo que somos y lo que queremos llegar a ser.

En esta sensación vital que proviene de nuestro desarrollo integral, incide principalmente ese estado interior único y personal en el que nos encontremos, nuestra autoestima.

La literatura psicológica norteamericana propone a William James como el primer psicólogo en estudiar el sí mismo. Sin embargo, el oráculo de Delfos algunos siglos antes de Cristo ya postulaba el popular dicho – Conócete a ti mismo -, como un imperativo para alcanzar la armonía y la felicidad.

Más contemporáneo es el psicoterapeuta canadiense Nathaniel Branden, quien realizó importantes contribuciones en el ámbito de la autoestima entendiéndola como un aspecto crucial en la salud mental. La considera como una necesidad humana vital, como un valor de supervivencia. Para Branden la autoestima es nuestro sistema inmunológico de la conciencia que es la que provee a la persona de la resistencia y fuerza necesarias para hacer frente a las adversidades de la vida, y comenta que sin una autoestima positiva el crecimiento psicológico se estanca.

Pese a que muchas veces podamos considerar que nos definen características más bien estáticas, los seres humanos en nuestra totalidad somos dinámicos y tenemos la capacidad de autoactualizarnos. La autoestima es una estructura consistente, estable, difícil de mover y cambiar, pero su naturaleza no es estática, sino dinámica, que fluctúa constantemente dependiendo del contexto, las personas con las que se interrelaciona, el estado de ánimo, etc., lo que la hace compleja pero con la capacidad de crecer.

Al ser propia e íntima de cada uno, ahondar en ella no es tarea fácil, pues requiere que la persona adquiera una postura consciente, con predisposición de facilitar una apertura suficiente para lograr conocerse y reconocerse con todas sus debilidades y virtudes, tomando como fuertes asas las riendas de su vida y todo lo que esto conlleva.

“¿Quién soy?”, “¿Cómo puedo llegar a ser realmente yo mismo?”, “¿Cómo puedo entrar en contacto conmigo mismo más allá de lo que aparento?”. Trabajar con la autoestima hará que surjan constantes preguntas que se relacionan directamente con nuestra identidad personal.

¿Qué es la autoestima?

Branden en 1994 la definió como la experiencia de ser competente para enfrentarse a los desafíos básicos de la vida y de ser dignos de felicidad. Estas son las dos características básicas de una autoestima consolidada:

• Considerarse eficaces, confiar en la capacidad de uno mismo para pensar, aprender, elegir y tomar decisiones, lo que por consiguiente nos conducirá a superar los retos y producir cambios en nuestra experiencia vital.

• El respeto por uno mismo o la confianza en su derecho a ser feliz, y por ende el desarrollo de la confianza en que las personas, incluido uno mismo, son dignas de los logros, el éxito, la amistad, el respeto, el amor y la realización que aparezcan en sus vidas.

Si tomamos la autoestima como actitud, diríamos que es la forma habitual de pensar, amar, sentir y comportarse consigo mismo. Es la disposición permanente según la cual nos enfrentamos con nosotros mismos; incluyendo nuestro diálogo interno, ese que constantemente aprueba o censura lo que estamos haciendo o diciendo. El juicio implícito que cada persona se hace acerca de su habilidad para enfrentar los desafíos de la vida y, a su vez, del derecho que posee de respetar y defender sus intereses y necesidades.

Descubrir quién es uno mismo, qué nos gusta, qué no nos gusta, qué es bueno y malo para mí, hacia dónde voy y qué le da sentido a mi vida es, en sí, descubrir la naturaleza de la persona y un trabajo esencial para comunicarme con mi autoestima. ¿Qué percepción tengo de mí mismo/a?

Existen objetivos vitales variadísimos, y el hecho de empezar a buscarlo dentro de nosotros, estando dispuestos a escucharnos en todas nuestras facetas, hace que viva en mayor consonancia conmigo y pueda dirigirme con pasos más certeros hacia donde desee llegar. Cada uno ha de buscar su objetivo, su sentido en este lugar, así que para empezar ocupémonos de nuestra autoestima.

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