¿Te has sentido alguna vez mareado sin razón aparente, como si tu cuerpo te fallara justo en el momento menos oportuno? ¿A alguien le suena la famosa escena de Vértigo de Alfred Hitchcock, con ese movimiento de cámara tan increíble que transmite la sensación de vértigo y desconcierto? Los mareos psicógenos pueden aparecer de la nada, creando confusión y miedo. En este artículo te vamos a contar todo sobre ellos, y lo más importante: te daremos las claves que necesitas para sobrellevar esta situación y recuperar el control. No te pierdas estos consejos que te ayudarán a transformar tu relación con la ansiedad.

¿Qué son los mareos psicógenos?

Los mareos psicógenos son una sensación de inestabilidad o debilidad que suele aparecer en situaciones de ansiedad. A diferencia de los vértigos, que tienen causas físicas como problemas en el oído interno, los mareos psicógenos se desencadenan por un estado emocional intenso. Es esa sensación de que todo se tambalea, que podrías caerte o incluso desmayarte, y suele estar acompañada de miedo a perder el control frente a los demás.

Vértigo vs. mareo psicógeno

Es importante distinguir entre vértigo y mareo psicógeno, ya que ambos términos suelen confundirse. El vértigo se refiere a una sensación de que todo alrededor está girando o moviéndose, y generalmente tiene una causa física, como problemas en el oído interno, que afecta el equilibrio. Por otro lado, el mareo psicógeno está más relacionado con un estado emocional, como la ansiedad, y se manifiesta como una sensación de inestabilidad o debilidad sin una causa física aparente. Mientras el vértigo puede hacer que sientas que el entorno se mueve, el mareo psicógeno se
enfoca más en la sensación interna de falta de equilibrio o miedo a desmayarse.

Según estudios recientes, se estima que entre el 15% y el 30% de las personas que experimentan ansiedad también sufren episodios de mareos. Además, la ansiedad es responsable de aproximadamente el 20% de los casos de mareo crónico, lo cual muestra una clara conexión entre el estado emocional y este síntoma.

Aunque la sensación de mareo puede ser extremadamente desagradable, no está vinculada a un peligro real para nuestro cuerpo. De hecho, la mayoría de las veces, tras realizar pruebas médicas, no se encuentra ninguna causa orgánica para estos mareos. Entonces, ¿qué está pasando? Simplemente, nuestro cuerpo está reaccionando ante lo que percibe como una amenaza, aunque esa amenaza sea puramente psicológica. Sin embargo, la razón aterradora para quienes experimentan este mareo es el temor a perder el control y desmayarse en público, lo que a menudo provoca una intensa sensación de vergüenza y vulnerabilidad. Este miedo amplifica aún más la ansiedad y contribuye a perpetuar el ciclo del mareo.

¿Cómo ocurre?

Cuando sentimos miedo o ansiedad, nuestro cuerpo se prepara para huir o luchar. Es un mecanismo que tiene miles de años de evolución, pensado para protegernos. Activamos la respiración rápida y superficial, lo que nos lleva a hiperventilar y genera un desequilibrio en los niveles de oxígeno y dióxido de carbono en la sangre. Este desequilibrio afecta el pH de la sangre, y puede producir síntomas como mareo, debilidad en las piernas y una sensación de confusión.

Además, la propiocepción, que es la capacidad del cuerpo para percibir su posición y movimiento en el espacio, puede verse alterada en personas con ansiedad. Los estudios han demostrado que las personas con ansiedad tienden a tener una propiocepción más alterada, lo que contribuye a una sensación de desconexión con el entorno y aumento de la inestabilidad. Esta alteración puede hacer que el cerebro interprete de manera errónea las señales del cuerpo, intensificando la sensación de mareo.

A esto se suma la tensión muscular, que también forma parte de la respuesta al miedo. Si te sientes ansioso o estás constantemente imaginando situaciones catastróficas, tus músculos se tensan, lo cual puede contribuir a la sensación de mareo y fatiga.

¿Cómo podemos gestionar los mareos psicógenos?

Lo primero que debemos entender es que, aunque los mareos sean molestos, no son peligrosos. No vas a desmayarte ni sufrir daño físico. Muchas veces, estos mareos se producen porque estamos focalizando nuestra atención en ellos, lo cual hace que se intensifiquen. Al saber esto, ya puedes reducir el miedo que acompaña al síntoma.

Aquí tienes algunas estrategias útiles:

Ejercicios de Respiración

Practicar la respiración diafragmática puede ayudarte a evitar la hiperventilación. La hiperventilación, aunque a veces sea muy sutil y difícil de notar, ocurre cuando respiramos de manera más rápida y superficial de lo necesario, lo que provoca una disminución del dióxido de carbono en la sangre. Esta disminución afecta el pH de la sangre y puede generar síntomas como mareos, sensación de debilidad y confusión. Además, este desequilibrio puede afectar nuestra propiocepción, haciendo que percibamos de manera distorsionada nuestra posición y movimiento en el espacio, lo que intensifica la sensación de inestabilidad y mareo. Practicar la respiración diafragmática mejora el equilibrio de gases en tu cuerpo y reduce la sensación de mareo.

Relajación muscular progresiva

Realizar ejercicios de relajación, como la técnica de Jacobson, puede ayudarte a identificar y reducir la tensión muscular, disminuyendo así el malestar. La técnica de Jacobson consiste en tensar y luego relajar diferentes grupos musculares, lo que permite a la persona reconocer la diferencia entre un estado de tensión y uno de relajación. Esta
práctica es particularmente efectiva porque la tensión muscular a menudo se mantiene de manera casi inconsciente durante el día, y aprender a identificar cuándo estamos tensos nos da la oportunidad de reducir esa tensión. Al ser
conscientes de nuestros niveles de tensión, podemos trabajar para relajarlos, lo que a su vez disminuye los síntomas de ansiedad, como el mareo.

Aceptar la sensación

Entender que el mareo no es peligroso y que es parte de la respuesta de tu cuerpo a la ansiedad es clave. No intentes eliminar la sensación a la fuerza, simplemente acepta que está ahí y sigue adelante. La no aceptación o lucha contra el síntoma puede generar aún más la sensación de mareo, ya que al intentar resistirlo, nuestro nivel de ansiedad aumenta, lo cual intensifica los síntomas. Al luchar contra el mareo, el foco de atención se dirige aún más hacia él, reforzando el ciclo de miedo y aumentando la respuesta fisiológica que produce el mareo. Aceptarlo, en cambio, reduce esta sobrecarga de atención y ayuda a que el síntoma pierda intensidad.

Cuida tus necesidades básicas

Mantén una buena hidratación, duerme lo suficiente y come de manera equilibrada. Es importante entender que en
situaciones de ansiedad, a menudo descuidamos nuestras necesidades básicas, lo cual puede intensificar los síntomas. La falta de hidratación, descanso adecuado y una dieta equilibrada contribuyen a aumentar la sensación de mareo y malestar. Esto contribuye a que tu cuerpo pueda manejar mejor la ansiedad.

Conclusión

Los mareos psicógenos pueden ser una respuesta desconcertante de nuestro cuerpo a la ansiedad, pero no son peligrosos. Con técnicas de respiración, relajación y una actitud de aceptación, podemos gestionar estos síntomas y seguir adelante con nuestras vidas. Si quieres aprender más sobre cómo manejar los síntomas de la ansiedad, no dudes en descargar nuestro curso gratuito sobre ansiedad. Te ayudará a comprender y tratar estos y otros síntomas para recuperar el bienestar en tu día a día.

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