Desde que nacemos nuestro sentido de la curiosidad e interés por el mundo ya está presente. Fijaos en los bebés que van en brazos de sus padres, abren sus ojos todo lo que pueden, como queriéndose comer el mundo con ellos, impulsados por esa curiosidad de ir empapándose de lo que les rodea. Fijaos también, cuando comienzan a gatear y se sumergen en una exploración continuada de nuevos espacios, nuevos materiales, artilugios que tocar, cosas que romper y moldear, olores y sabores nuevos, sonidos… todo les parece poco. Pero… ¿qué pasa cuando abandonamos la edad infantil? Que poco a poco ese sentido de curiosidad pierde energía y se vuelve más una obligación (el colegio). ¿Te quedas a recuperar esta fortaleza tan importante para nuestro bienestar?

¿Qué son la Curiosidad e Interés?

La curiosidad (en su sentido más teórico) es un conjunto organizado de conductas que lleva a cabo una persona frente a un objeto, como consecuencia de la interacción que se produce entre las características de éste y aquel. No es algo unitario o igual para todos, sino que, además de distinguir cinco formas de curiosear (manipulativa, perceptual, conceptual, de lo complejo y lo ambiguo, y de queja u objeción), que perduran desde edades tempranas, como consecuencia de los procesos madurativos fisiológicos.

Cabe hablar de dos tipos de curiosidad: una profunda, que se manifiesta por la concentración y preferencia del sujeto por un objeto solo a la vez, y otra amplia, que comporta el cambio, la variabilidad estimular.

El interés podría definirse como una inclinación o predisposición de la persona hacia determinadas cosas, objetos, eventos o sucesos, que por eso resultan de su interés. En su constitución entran en juego factores emocionales, actitudinales y cognitivos. También cabe aquí hablar de dos tipos de interés: uno personal, propio y característico de la persona, y otro situacional, generado por el contexto, que, aunque de efectos menos duraderos es a veces más fácil de conseguir.

La diferencia que distingue el interés de la curiosidad es la continuidad o persistencia en el tiempo: así, una vez conocido un objeto o satisfecha la curiosidad hacia él, podemos dejarlo de lado, porque ya se sepa qué es o no guste; en cambio, si interesa persistimos en su estudio o conocimiento.

¿Qué implica la curiosidad y el interés?

Estas fortalezas conllevan apertura a distintas experiencias y flexibilidad ante temas que no encajan con nuestras propias ideas previas. Las personas curiosas no se limitan a tolerar la ambigüedad, sino que les gusta y les intriga. La curiosidad puede ser concreta -por ejemplo, sólo por las rosas- o global, cuando se posee una mentalidad abierta a todo. La curiosidad implica participar de las novedades de forma activa, por lo que recibir información pasiva -como pasar el día viendo la televisión y haciendo zapping- no es un ejemplo de fortaleza. El extremo opuesto de la dimensión de la curiosidad es aburrirse con facilidad.

El amor por el conocimiento es una virtud. A quienes la poseen les encanta aprender cosas nuevas, ya sea asistiendo a clase o por sí mismo. Les gusta estudiar, leer, visitar museos, y consideran que, en cualquier lugar, existen oportunidades de aprender. La emoción de aprender algo nuevo es positiva y el extremo opuesto a esta dimensión sería no manifestar interés en el aprendizaje, poca motivación por la lectura y el estudio, y actuar a través de patrones rutinarios de conducta con asiduidad. En este sentido, perder el miedo a lo desconocido y novedoso, basándonos en que cada nueva empresa que iniciamos es una oportunidad para conseguir nuevos conocimientos e inquietudes sería la base de este amor por el conocimiento.

La importancia de la curiosidad

Configura nuestro carácter intelectual – la curiosidad constituye una disposición cognitiva, la cual representa características que animan, motivan, y dirigen las habilidades hacia un pensamiento productivo, característica que se hace evidente en los patrones del comportamiento voluntario, frecuentemente exhibido. Colectivamente, la presencia y fuerza de estas disposiciones conforma patrones de comportamiento, patrones de pensamiento, patrones de interacción, que, observados en conjunto, confi­guran el carácter, más exactamente el carácter intelectual del individuo.

Se refuerzan los componentes psicológicos que estimulan el uso de la curiosidad – es lo que hace a una persona utilizarla. Es decir, para una predisposición al pensamiento, son necesarios: la habilidad, que es la capacidad para desarrollar una conducta, una sensibilidad o estado de alerta a las opor­tunidades para iniciar esta conducta, y más, la inclinación o motivación a comprometerse y sostener esta manera de proceder.

Mejora nuestra inteligencia, fomenta y facilita el aprendizaje – la curiosidad tiene una íntima relación con el aprendizaje gracias a ella nos alienta, nos anima a profundizar e investigar sobre diferentes temas. Es una motivación intrínseca muy poderosa, impulsados por el deseo de saber más acerca de lo que nos ha cautivado.

Mejora nuestra memoria – Si sentimos curiosidad por temas determinados los datos, las experiencias, la información relacionada con ese tema se retinen y se recuperan mejor de la memoria. La curiosidad facilita los procesos involucrados en los procesos de memoria tanto a largo como a corto plazo. El material que aprendemos cuando nuestro cerebro está activado de este modo perdura mucho más tiempo, dando lugar al aprendizaje significativo.

Mejoran nuestras relaciones sociales (nos hace más empáticos) – La curiosidad nos lleva a interesarnos por las cuestiones que afectan a las personas con las que nos relacionamos. Gracias a la curiosidad, nos esforzamos por obtener información sobre otras personas con el fin de comprenderlas. Por otra parte, la curiosidad también nos lleva a sentir interés por conocer a otras personas y ampliar así nuestro círculo de relaciones, lo cual nos aporta muchos beneficios para nuestro bienestar emocional.

Ejercicios para potenciar la curiosidad y el interés

¡A COMERNOS EL MUNDO!

Objetivo: Disfrutar de la curiosidad como fuente de placer en la organización de actividades que impliquen conocer nuevas culturas.

Descripción: Organizar una comida mensual, con amigos, familia… en la que la temática sea un país o cultura diferente. La persona tendrá que indagar sobre los platos típicos de ese país, cultura, tradiciones, vestimentas, idiomas, etc., y preparar una velada ambientada en esa cultura.

Conclusiones: Equilibrar el uso de la curiosidad, implicándonos en actividades que limiten su uso mensualmente, y a la vez permita disfrutar del descubrir cosas nuevas y ampliar nuestra perspectiva en otras culturas.

Tiempo: 2 horas semanales, más el tiempo de preparación de la velada o comida.

Materiales: Papel y bolígrafo.

SHERLOCK HOLMES

Objetivo: Profundizar sobre un tema concreto que despierte un interés especial en la persona, siguiendo fuentes de información diferentes e identificando pistas concretas que le lleven a ampliar diferentes aspectos del tema.

Descripción: Se le pide a la persona que seleccione un tema que sea de su especial interés y del que le gustaría aprender más cosas. En el tiempo que transcurre entre sesiones, la persona tiene que explorar y descubrir informaciones novedosas sobre el tema elegido utilizando al menos 3 herramientas diferentes (internet, libros, preguntas a personas, bibliotecas, fotos, música, etc.).

Con la información que vaya descubriendo deberá seleccionar 5 pistas (puntos de conexión de aspectos) que le lleven a ampliar otros aspectos del tema (por ejemplo, la información sobre la ciudad de nacimiento le lleva a explorar sobre su historia).

Se le pide que vaya registrando los avances, las pistas y los aprendizajes en un cuaderno (redactando, representándolo con un mapa mental, a modo de collage, etc.).

Conclusiones: Al finalizar el ejercicio se tendrá una información con diferentes círculos de curiosidad y de información, habiendo utilizado diferentes fuentes y seguido diferentes pistas, de manera que la curiosidad se mantenga.

Tiempo: Al menos 10 minutos cada día. Se intentará que la persona vaya aumentando el tiempo de exploración según pasan los días, registrando el tiempo que dedica.

Materiales: Herramientas como fuente de información, cuaderno y bolígrafo.

LA CURIOSIDAD TIENE UN LÍMITE

Objetivo: Aprender a ser más prudente con los demás.

Descripción: Cada vez que tengas ganas de preguntar cosas muy personales o indiscretas intenta ponerte en el lugar de tu interlocutor/a y analiza si se puede llegar a sentir incómodo/a frente a tus preguntas. Valora si desde el modelo de mundo de la otra persona (y no desde tu punto de vista), la situación puede resultar embarazosa.

Conclusiones: Cuando una persona tiende a ser muy curiosa, en ocasiones realiza preguntas que pueden llegar a ser incómodas para el otro interlocutor.

Tiempo: Variable.

Materiales: No se necesitan.

PEQUEÑOS EJERCICIOS DIARIOS

• Puedes buscar puestos de trabajo en los que se requiera adquirir nueva información a diario, como el periodismo, investigación, enseñanza, etc.
• Puedes ver el programa Saber y Ganar (Fuente de conocimiento y datos curiosos)
• Puedes ampliar tus conocimientos en un área de interés a través de libros, diarios, revistas, TV, radio o Internet, durante media hora, tres veces por semana.
• Puedes asistir a una función / charla / coloquio de una cultura que difiere de la suya.
• Encontrar una persona que comparte tu área de interés y aprender cómo él / ella aumenta su experiencia en esa esfera.
• Puedes comer alimentos de una cultura diferente, explorar su contexto cultural y tomar conciencia de sus pensamientos.
• Ponerte en contacto con una persona de una cultura diferente y pasar al menos una hora, dos veces al mes para aprender sobre su cultura.
• Haz una lista de incógnitas sobre tu tema favorito.
• Prueba las cosas que supongan un reto actual de conocimientos y habilidades.
• Visita al menos una nueva ciudad, estado o país anualmente.
• Puedes hacer helados para comprender la física y la química en su elaboración o tomar una clase de yoga para entender los diferentes grupos musculares.

¿Se os ocurre alguno más?

Para terminar, hacer referencia a la necesidad de fomentar la curiosidad y el interés para prestar atención a los pequeños y grandes detalles que nos rodean y para sentir que disfrutamos con la búsqueda y creación de nuevas formas de entender el mundo.

Este conocimiento, implica también, aprender sobre uno mismo y también sobre los demás, basándose en un acto de voluntad para aprender y crecer. Es decir, la curiosidad y el interés, así como el amor por el conocimiento de nosotros mismos y del mundo, constituyen las fortalezas básicas de la sabiduría como virtud de las personas, que debemos desarrollar para alcanzar un grado de optimismo necesario en el cual se base nuestra felicidad.

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