Estamos tan sumidos en la productividad, en el mundo laboral, en los problemas que nos van surgiendo durante el día, en resultar útiles, en caer bien a la gente, en no dar nuestra opinión por no discutir, en no generar conflictos, en no sentir ansiedad o culpa o tristeza… Todo esto y más, hace que nos olvidemos de algo tan sencillo como apreciar la belleza que nos rodea, algo tan simple y a la vez tan beneficioso para nosotros. Parece como si hoy día no hubiera sitio para la contemplación, en parte por la sensación de que no hay tiempo para ello, y también, porque nuestra atención está demasiado centrada en nuestros propios pensamientos, de manera que no atendemos al mundo y a las personas que nos rodean ¿Te quedas a descubrir lo que conlleva la apreciación de la belleza y cómo puedes potenciarla?

Aquellos que contemplan la belleza de la tierra encuentran reservas de fuerza que durarán hasta que la vida termine. Hay una belleza tan simbólica como real en la migración de las aves, en el flujo y reflujo de la marea, en los repliegues de la yema preparada para la primavera. Hay algo infinitamente reparador en los reiterados estribillos de la naturaleza, la garantía de que el amanecer viene tras la noche, y la primavera tras el invierno”.

Rachel Carson

¿Qué es la belleza?

La Belleza es una noción abstracta ligada a numerosos aspectos de la existencia humana. Ha sido definida como la característica de aquello que a través de una experiencia sensorial (percepción) procura una sensación de placer o un sentimiento de satisfacción. En este sentido, la belleza proviene de manifestaciones tales como la forma –tacto, tangible, escultura–, el movimiento –garbo, donaire, el aspecto visual –deslumbrante– y el sonido –música–. No se asocia a los sabores ni a los olores. En esta línea y haciendo hincapié en el aspecto visual, Tomás de Aquino define lo bello como todo aquello que agrada a la vista (quae visa placet).

¿Dónde reside la belleza? En un paisaje, en el rumor de un riachuelo, en el cantar de un canario, en una sinfonía, en un cuadro, en un poema, en un rostro humano, en la sonrisa de un niño, etc.

La belleza es un elemento emocional, un placer que es nuestro y, sin embargo, lo consideramos como una cualidad de las cosas. No sólo nos atrae la belleza en las llamadas por antonomasia “bellas artes”, sino en todas las realidades y acontecimientos que tejen nuestra existencia. Nuestra vista es atraída inténsamente por una casa, un paisaje, una figura humana, un utensilio doméstico, una acción noble… Y observamos que tal atracción es debida al agrado o placer que proporciona el trato contemplativo con lo bello. ¿Por qué volvemos una y otra vez a pasear por cierto jardín, conversar con tales personas, oir determinadas obras musicales’? Sin duda porque nos producen cierta medida de agrado y satisfacción.

Apreciación de la belleza (ABE)

La apreciación de la belleza y de la excelencia se ha definido como la capacidad (fortaleza) para encontrar, reconocer y disfrutar la belleza o la excelencia en el mundo físico y social. Se concibe como una reactividad emocional específica caracterizada por la tendencia a experimentar, al menos, emociones autotrascendentes como sobrecogimiento, elevación y admiración producidas por la percepción frecuente de la belleza y la excelencia.

La experiencia de lo bello es la percepción de una armonía y perfección tales en aquello que se aprecia, que aquello que es percibido por los sentidos representa algo que ya no es directamente percibido por los sentidos y que es concebido como divino. Asimismo, lo que se capta es una esencia, aquello que constituye la naturaleza de las cosas, lo permanente e invariable de ellas. Y precisamente en esta percepción intuitiva de la esencia es donde se produce la autotrascendencia, la percepción de fusión simbólica entre el yo y aquello que es bello o excelente. A partir de esta idea se puede deducir que en la apreciación de la belleza se da una interacción entre la persona y el objeto/situación apreciado, es decir, se necesita la presencia de algo externo que sea percibido por los sentidos, pero también es importante la interpretación que la persona hace de ese objeto.

En la apreciación de la belleza se experimenta una autotrascendencia y una transfiguración. Al apreciar la belleza y la excelencia la persona experimenta una trascendencia de su propio yo. Por un lado, se produce una especie de fusión simbólica del yo con el objeto apreciado, una identificación con el objeto, y una metamorfosis. Por una especie de empatía, ciertas características del objeto percibido se transmiten a la psique del que observa. Esta experiencia de autotrascendencia se caracteriza por un estado de conciencia distinto, en donde el tiempo parece que se para y uno se siente como transportado a otro mundo.

La apreciación de la belleza y su papel importante en el bienestar

Al apreciar la belleza y la excelencia, parece que se adquiere un conocimiento intuitivo, más profundo, sobre el mundo que nos rodea y que parece tener un efecto sedante. Además, este efecto podría producirse también por la intuición de que hay una armonía y un sentido en el mundo, lo que a su vez proporcionaría esperanza.

Ese orden y armonía se transmitirían a la propia psique de la persona, generando cierta paz interior. Por otro lado, también se produciría una desconexión temporal de los propios deseos y preocupaciones. Al apreciar la belleza y la excelencia la persona se quedaría completamente absorta en aquello que aprecia y por unos instantes perdería la noción del tiempo y de sí misma.

Es más, tras la experiencia de la ABE, en donde uno centra toda su atención en algo externo a él, adquiere un conocimiento de la esencia de la realidad y experimenta esta conexión con algo mayor que uno mismo, es posible que se adquiera una perspectiva de la realidad más amplia, lo que llevaría a relativizar las propias preocupaciones y a evaluarlas como menos amenazantes.

El ejercicio de esta fortaleza genera emociones agradables (“positivas), ya sabemos que las emociones agradables son elementos esenciales en el funcionamiento óptimo del ser humano, ya que amplían los repertorios de pensamiento-acción, reducen las emociones desagradables (“negativas”) prolongadas, estimulan la resiliencia psicológica y provocan espirales de estado de ánimo positivo que aumentan el bienestar emocional. La autorrealización y el bienestar psicológico son componentes muy importantes, sino la finalidad última, de la salud mental. Por tanto, la ABE promueve:

  • Efectos bioquímicos: El cerebro es capaz de producir drogas endógenas que superan los efectos de la cocaína, la heroína, el alcohol o los tranquilizantes; se trata de la dopamina que es un neurotransmisor que existe en las regiones del cerebro que controlan la emoción, el movimiento, la motivación, al tiempo que conmueve sensaciones agradables en el cerebro de excitación y euforia.
  • Efectos sociales: Sin duda existe una estrecha relación entre el afecto positivo y las relaciones interpersonales, se trata de una relación bidireccional ya que tanto el afecto positivo nos hace actuar de una forma más prosocial, como que la principal fuente de afecto positivo sean las relaciones que mantenemos con otros.
  • Efectos cognitivos: Las emociones positivas promueven estrategias cognitivas específicas y aumentan los recursos intelectuales, favoreciendo las asociaciones cognitivas inusuales, promoviendo la utilización de categorías más inclusivas y pensamientos más creativos, tanto en la pura creatividad, como en la originalidad en la solución de problemas o en la toma de decisiones.
  • Efectos ante el distress y la salud: En una cierta medida, el estrés es indispensable para nuestra salud y nuestra propia actividad en la vida cotidiana. Existe un nivel óptimo de estrés, pero un exceso estrés, puede generarnos problemas en la salud.
  • Efectos en la regulación de las conductas y en la autorregulación emocional: Tanto unos como otros son elementos claves de la función emocional.

Ejercicios para potenciar la apreciación de la belleza

MÁS ALLÁ DE LA BELLEZA

Objetivo: Aprender a detectar belleza en objetos, cosas, paisajes o experiencias en un principio menos atrayentes, para valorar otros aspectos y no quedarnos únicamente con lo externo, lo superficial o lo excelente, sino valorar el lado positivo o más intrínseco de otros aspectos que puede que no veamos si nos focalizamos solo en la belleza.

Descripción: Durante una semana, detectar y focalizarnos en aquellos aspectos que tendemos a evitar porque parecen menos atractivos o menos bellos, como ir a una ciudad que nos inspire menos belleza, conocer personas que nos atraigan menos o ir a conciertos de música de grupos que nos puedan sorprender.

Se buscará el valor positivo que tiene esa experiencia y se indagará en otros aspectos más allá de la belleza y excelencia. ¿Qué valor tiene esto? ¿Qué aporta?

Conclusiones: Permitirá a la persona explorar otros aspectos de objetos, experiencias o situaciones que vayan más allá de la belleza o la búsqueda de la excelencia.

Valorar otras cosas, que la persona se permita por un día dejar de lado esa fortaleza para explorar otros aspectos que pueden desvanecerse si solo nos focalizamos en la belleza.

Tiempo: 30 minutos al día.

Materiales: Papel y bolígrafo.

EL RINCÓN DE LA BELLEZA

Objetivo: Disfrutar de los beneficios de la apreciación de la belleza incluso en entornos poco favorecidos.

Descripción: Busca uno o varios objetos o representaciones gráficas que signifiquen para ti la expresión de lo hermoso, lo bello o lo excelente, y reserva un pequeño espacio en tu lugar de trabajo o en tu casa para colocar todos los objetos de forma que puedas experimentar la fortaleza cuando quieras de una forma sencilla.

Conclusiones: En ocasiones los entornos en los que trabajamos o realizamos cualquier actividad no favorecen la apreciación y el disfrute de la belleza y la excelencia, pero podemos crear pequeños espacios donde sentirla de forma habitual.

Tiempo: Variable.

Materiales: No se necesitan.

PONLE FRENO A LA BELLEZA

Objetivo: Autogestionar y autocontrolar los momentos en los que se pone en práctica la fortaleza.

Descripción: Poner en práctica la fortaleza en solo dos momentos del día. Cada vez que la persona tenga ganas de abstraerse en observar o disfrutar de cosas bellas, postergará el momento de emplear la fortaleza, a los momentos que haya decidido realmente realizarlos (2 momentos al día).

Conclusiones: Las personas que tienen muy elevada dicha fortaleza, tienen la tendencia a abstraerse en exceso en algunas situaciones y esto puede conllevar tener percances en la vida diaria.
Tiempo: 2 momentos de disfrute al día.

Materiales: No se necesitan.

PEQUEÑOS EJERCICIOS DIARIOS

• Observa al menos un ejemplo de belleza natural cada día (un amanecer, puesta de sol, las nubes, el sol, la nieve, el arco iris, los árboles, las hojas en movimiento, el piar de las aves, las flores, las frutas y las hortalizas, etc).
• Haz que tu entorno sea estéticamente bello.
• Escucha una pieza musical o ve una película y evalúa la forma en que te toca estéticamente.
• Visita un museo, escoge una pieza de arte, y considera la forma en que te toca estéticamente.
• Escribe una reacción estética o artística sobre la expresión artística de otra persona.
• Aprecia una hermosa pieza de la arquitectura, ropa, escultura, cerámica, poesía, prosa, etc.
• Explora la expresión de la belleza en las diferentes culturas.
• Cuelga un comedero de pájaros y obsérvalos.
• Decora la parte exterior de tu casa en ocasiones especiales.
• Explora la belleza en el rostro de un niño.
• Anota cada semana cómo la bondad de otras personas afecta a tu vida.
• Piensa en algo que contenga belleza, amor y conexión al menos una vez al día.
• Experimenta, por lo menos una vez al día, la excelencia, belleza, alegría y la diversión expresados a través de colores, sonidos, sabores, imágenes, ideas, aromas, sensaciones, o palabras.
• Observa y admira la excelencia de las fortalezas del carácter de alguna persona.
• Observa y admira la excelencia de las fortalezas del carácter de alguna persona.
• Aprecia los sutiles cambios de las diferentes estaciones del año.
• Toma fotos de escenas naturales o de tus seres queridos y ponlo en el PC como fondo de pantalla.

¿Se os ocurre alguno más?

El paisaje, siempre mutable y en permanente evolución, va recogiendo los cambios y las necesidades de las gentes que habitan el territorio; pero también somos nosotros quienes desarrollamos nuevas formas de mirarlo, de entenderlo, de apreciarlo. El modo en que percibimos nuestro entorno está íntimamente ligado a cómo nos relacionamos con él y lo transformamos, y sus consecuencias resultan definitivas para el ser humano y para el resto de las especies.

Es más difícil apreciar la belleza y la excelencia cuando estamos estresados, porque nuestra mente está centrada en tratar de resolver problemas. También por eso cuando hemos solucionado un problema todo nos parece hermoso. Posiblemente esta relación vaya en las dos direcciones: cuando no tenemos problemas, es más fácil percibir la belleza. Y a la vez, cuando percibimos la belleza, nuestros problemas parecen menos importantes o se viven de otra manera menos abrumadora.

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