Existen cosas a las que siempre hemos temido desde que somos pequeños, está en nuestra naturaleza. Sin embargo, muchos de nosotros jamás nos imaginamos que pudiéramos sentir miedo a tal magnitud como el que sentimos durante nuestros episodios de ansiedad.

A partir de estos episodios vemos el mundo como un lugar ajeno del cual nos tenemos que cuidar, y encima nos sentimos culpables porque pensamos que no deberíamos estar pasando por esto, lo cual nos lleva a sentirnos frustrados pues nuestros deseos de que la vida sea cómo queremos o cómo pensamos que debería de ser se ven irrealizables. Es aquí cuando comienza la travesía más grande que cualquiera de nosotros hemos emprendido: la lucha con nosotros mismos, con nuestra propia mente.

Durante mi proceso de ansiedad, un día me encontraba en casa, pues ¿dónde más podría estar cuando sientes que tu casa en una nave espacial y salir de ella es como quedarte a la mitad de la nada en el espacio exterior? y entonces pasaban una película en la televisión llamada “El reino prohibido”, la cual tendría una frase que me cambiaría por completo y me gustaría compartirla con todos ustedes:

Kung Fu: trabaja duramente durante mucho tiempo para adquirir destreza, un pintor puede dominar el kung fu, o el poeta que pinta cuadros con palabras y hacen que lloren emperadores. Aprende la forma pero busca aquello que no la tenga, oye aquello que no hace ruido. Apréndelo todo y luego olvídalo todo. Vacía tu taza. Aprende el camino y luego busca el tuyo propio. Sé como el agua, nada es más suave que el agua, y aun así puede moldear las rocas, el agua no pelea, fluye, sin forma, sin nombre.

Aprendí con el tiempo el verdadero significado de esta frase, y es que cuando uno pasa por ansiedad desea con todo su ser “curarse” de un día para otro, nos olvidamos de la paciencia del pintor o del poeta para lograr bellos cuadros, olvidamos que nuestro proceso es también como el que está aprendiendo a pintar, sólo trabajando duramente durante mucho tiempo adquiriremos la destreza para salir de la nave llena de seguridades hacia el espacio exterior.

Me llevo aún más tiempo lograr entender a qué se refería con vaciar tu taza, en la filosofía Taoísta la mente suele verse como una taza de té, esta se encuentra llena de ideas, pensamientos, deseos, miedos, y justo como nos sucede con la ansiedad, nuestra mente se encuentra llena, deseamos sentirnos bien, tenemos cientos de miedos que no sabemos por qué están ahí, tenemos la idea de que esto no nos debería estar pasando, vaciando nuestra taza dejaremos todas estas ideas de lado, y ¿qué nos queda entonces? el presente únicamente, el aquí y ahora, y ¿de qué manera vaciamos nuestra taza si llevamos toda nuestra vida llenándola? olvidándolo todo, cuestionando nuestros miedos, nuestras ideas, e incluso nuestras verdades más allegadas y hasta nuestro modo de vida; en resumen, buscando nuestro camino, la ansiedad es una oportunidad para cambiar, para crecer.

Por último, la parte más difícil: fluir, ser como el agua, parece que nos hemos empeñado mucho tiempo en controlar nuestro alrededor para ganar un poco de seguridad, nos hemos empeñado en ser como rocas, en pelar contra nosotros, en nadar contra corriente, pero así como en los océanos cuando dejamos de patalear y pelear contra el agua uno sale a flote, también en la ansiedad si dejamos de luchar se sale de esto.

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