Para poder empezar a hablar de personalidad primero tendríamos que definirla, aunque esto puede resultar difícil debido a su gran amplitud como concepto. ¿Qué es en realidad la personalidad? Definimos la personalidad como un conjunto de rasgos y cualidades que constituyen la manera de ser de un individuo y lo diferencias de los demás. Hablamos por tanto del conjunto de características físicas, genéticas y sociales que nos hacen diferentes y únicos respecto al resto.

Podemos decir que la personalidad es el conjunto de pautas y conductas que residen en un individuo y que se mueven entre la herencia y el ambiente. Es una estructura organizada y sintética, en movimiento, que engloba el cuerpo, la fisiología, el patrimonio psicológico y las vertientes social, cultural y espiritual. Todo ello da lugar a una serie de conductas manifiestas y encubiertas, públicas y privadas, externas e internas que nutren la forma de ser.

Es importante destacar también dentro de esta definición que no toda nuestra forma de ser viene dada por la genética, sino que, la interacción biológico-ambiental también juega un papel muy importante, es decir, el entorno en el cual nos desarrollamos desde pequeños y la educación (el hogar, los hábitos de nuestro entorno familiar, la escuela y las relaciones) forman parte del proceso de maduración de nuestra personalidad.

Las tres dimensiones de la personalidad

Hans J. Eysenck, psicólogo inglés que dedicó su vida al estudio de la personalidad, afirma que la estructura de personalidad posee tres «dimensiones»: carácter, temperamento e inteligencia.

• Al hacer referencia al carácter, hablamos de aquellas características en las que tiene una mayor influencia el ambiente. Es decir, es adquirido, aprendido y está ligado a factores educativos y culturales. Sin él sería imposible que interiorizáramos las normas sociales y actuáremos con voluntariedad. Este comportamiento se puede educar desde un enfoque consciencia y con trabajo personal.

• En cuanto al temperamento, es la base biológica del carácter, nos viene dado, es en gran parte el resultado de la suma de procesos químicos del cerebro. Esto quiere decir que hay diferentes genes que influyen en nuestra personalidad.

• Por último, la inteligencia, hace referencia a nuestro comportamiento cognitivo. Está formada por variables como la atención, la memoria, la memoria, la capacidad de observación, el aprendizaje y las habilidades sociales.

Los rasgos de la personalidad

Otro de los conceptos importantes dentro de la personalidad son los rasgos. Estos rasgos de la personalidad son las disposiciones persistentes e internas que hacen que el individuo piense, sienta y actué. Podemos hacer una clasificación de los rasgos en:

Rasgos cardinales: Son relativamente poco frecuentes, son tan generales que influyen en todos los actos de una persona.

Rasgos centrales: Son más comunes, y aunque no siempre, a menudo son observables en el comportamiento.

• Rasgos secundarios: Son atributos que no constituyen una parte vital de la persona pero que intervienen en ciertas situaciones.

El modelo de las cinco dimensiones de la personalidad

A lo largo de la historia de la Psicología se han desarrollado diferentes teorías para explicar la personalidad, el modelo de las cinco dimensiones de la personalidad, creado por Lewis Golberg, es el que ha prevalecido. Hablaremos, por tanto, de cinco grandes categorías de la personalidad:

Apertura a la experiencia: se refiere al grado de disposición a vivir y buscar nuevas experiencias Estas personas son más creativas, con gran curiosidad intelectual y ánimo de investigar sobre una amplia variedad de temas. Incluye rasgos como el analítico, reflexivo, artístico, ingenio, creativo, sofisticado, bien informado, hábil, versátil, original, culto.

Responsabilidad: entendida como nuestra capacidad de autocontrol, la capacidad de centrarnos en nuestros objetivos y cuán disciplinados somos en la consecución de los planes que nos hemos propuesto. Son personas fiables y resolutivas, además de organizadas, metódicas y meticulosas.

Extraversión: grado en que nos abrimos a las relaciones con los demás y la facilidad para desenvolverse en los contextos sociales. Una persona extrovertida es aquella que disfruta estando rodeada de otros y se desenvuelve bien en las situaciones sociales. Incluye los rasgos de activo, positivo, espontáneo, efusivo, enérgico, entusiasta, aventurero, comunicativo, llamativo, ruidoso, dominante, sociable.

Cordialidad/Amabilidad: Se refiere a cómo nos relacionamos con los demás, estas personas son amables, cooperativas y compasivas, además suelen ser percibidas como personas de confianza. Los rasgos que incluyen son la amabilidad, el cariño y la simpatía. Son personas cálidas, amables, flexibles, empáticas, serviciales, agradables, compasivas, considerado, empáticas y asertivas.

Estabilidad emocional: esta dimensión está relacionada con la estabilidad emocional de la persona y el nivel de emociones negativas, incluso con cómo afrontamos las situaciones difíciles de la vida. Suelen reaccionar ante los problemas con gran ecuanimidad, lo cual les permite mantener una perspectiva más objetiva. Las personas presentan rasgos como son la tranquilidad, la calma, serenidad, bondad, seguridad, poca exigencia, constancia, etc.

La personalidad es única, pero existen patrones que pueden repetirse con frecuencia, dando forma a diferentes tipos de personalidad. Cuando estos tipos de personalidad incluyen rasgos extremos, disfuncionales, desadaptativos o normativamente desviados, hablaremos de trastornos de personalidad (TP). Para poder diagnosticar un TP los rasgos deberán ser estables en el tiempo y predominantes, así como generar malestar a la persona que lo padece, o interferencia en su funcionamiento.

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