La ansiedad por separación es un proceso necesario y obligatorio del desarrollo infantil. Permite que el niño adquiera capacidades para aprender a estar solo. Las figuras de apego son fundamentales para que adquiera este aprendizaje.

La ansiedad por separación forma parte del desarrollo evolutivo del niño sano y seguro y por lo tanto es una etapa esperable y necesaria. Surge por primera vez alrededor de los 8 meses coincidiendo con el gateo y una mayor autonomía de sus cuidadores. Los niños empiezan a tener consciencia de que son una persona diferente a la que le cuida y más espacio de acción, ya gatean y pueden moverse sin la ayuda de sus educadores. El niño experimenta angustia al separarse físicamente de la(s) persona(s) de apego.

Niños, y en realidad también adultos, necesitan sentirse seguros para poder explorar el mundo que les rodea. Necesitan asegurarse que sus educadores están ahí protegiéndoles y, aunque se vayan durante un tiempo, saber que van a volver.

La ansiedad por separación como etapa evolutiva del desarrollo continúa hasta al año y medio, más o menos, coincidiendo con un peldaño más hacía la autonomía: comenzar a andar. Una vez más es necesario reafirmar su seguridad para seguir su camino hacia una infancia de bienestar. Tiende a desaparecer a medida que el niño va desarrollando aptitudes y se va dando cuenta de la adquisición de nuevas herramientas ello para actuar en su día a día. Esto le refuerza y poco a poco podrá separarse de sus padres/educadores sin cualquier tipo de ansiedad.

En estas edades no se tiene interiorizada la noción de tiempo y por eso, la separación de los cuidadores en unión con el acceso a un mundo nuevo, genera ansiedad por separación. No es más que el miedo a fallar y a no tener una red, algo que también nos pasa a los adultos, pero con diferentes escenarios.

A partir de los 2 años, si la ansiedad por separación no empieza a remitir, hay que plantearse algo más serio como por ejemplo un posible Trastorno de Ansiedad por separación, ya que no estaríamos hablando de una etapa esperable en el desarrollo del infante.

Cómo pueden los padres/educadores ayudar en esta etapa:

  • Informar a los pequeños lo que va a ocurrir. Explicarles cómo va a ser el día.
  • Dejarles probar cosas nuevas.
  • Manejar nuestros miedos.
  • Si tenéis que ausentaros en un horario en el que normalmente estaríais con él, os vais de fin de semana o a una fiesta, contarle cuando vais a volver, con quién van a dormir, etc. Nunca irse a escondidas.
  • Llamarles por teléfono si pasáis la noche fuera.

Más información en nuestro podcast de “La teoría de la mente” sobre la ansiedad por separación.

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