Nos plantean muchas veces cómo ayudar a una persona con ansiedad.
Ayudar a una persona con ansiedad no siempre es fácil. Los familiares y amigos de las personas que sufren problemas de ansiedad se encuentran ante una situación que, en muchas ocasiones, no saben cómo manejar y pueden llegar a sentirse frustrados o cansados.
A veces la ayuda que se ofrece no es la que esa persona necesita y se consigue el efecto contrario al deseado.
Esperamos que estas claves sobre cómo ayudar a una persona con ansiedad puedan ser útiles para quienes quieren conocer de qué manera ayudar mejor a quien pasa por esta situación:
1. Comprender que la ansiedad no es estar preocupado o nervioso
Las personas que sufren de ansiedad suelen escuchar frases como: “no te agobies”, “relájate”, “no le des más importancia”, etc.
De esta manera, lo esperable es que al final transmitamos más reproche que apoyo y que la persona se sienta culpable, en lugar de aliviada, por estar mal. Esto suele suceder especialmente cuando la ansiedad se prolonga en el tiempo y ya no sabemos qué más hacer.
En este caso es importante obtener información acerca de la ansiedad y sus implicaciones psicológicas para que nuestros intentos de ayuda no sean percibidos como una crítica. Una buena forma de hacerlo puede ser preguntando a la propia persona, tratando de entender sin desacreditar ni desconfiar. También es recomendable leer documentos especializados, como los que se pueden encontrar en libros y páginas web de instituciones o profesionales.
2. Fomentar la aceptación de pensamientos negativos
Las personas ansiosas suelen tener pensamientos negativos enquistados y que aparecen de forma reiterada.
En lugar de tratar evitarlos o negarlos (“piensa de manera más positiva”) es importante favorecer la calma, sin pasar por alto el malestar.
Cuando luchamos contra el dolor, tanto físico como emocional, amplificamos exponencialmente el sufrimiento; el dolor es parte de la vida y como tal debemos incluirlo en el ámbito de lo normal.
3. Participar en el afrontamiento de miedos e incertidumbres
Siguiendo con la idea anterior, ayudar a afrontar el miedo aunque sea percibido como una emoción “negativa” supone un beneficio a largo plazo. Sin obligar, forzar o culpar, es importante hacer ver que hay que comprometerse, tomar decisiones y avanzar en ellas; entendiendo hasta dónde podemos resolver, y en qué momento aceptar lo que no podemos cambiar.
4. Cambiar de foco la atención puesta sobre las preocupaciones
Entender y comprender tampoco significa hablar continuamente de las sensaciones desagradables, ya que esto también puede terminar perpetuándolas.
Una vez comentados los miedos y malestares, también es esencial poder hablar de otras cosas cotidianas e incluso aparentemente irrelevantes, para relativizar, colocar las cosas en su sitio e incluso ir pudiendo atender la rutina diaria y considerar recursos que ayuden a sentirse bien (duchas o baños calientes, leer antes de dormir, un paseo al aire libre, ejercicio, un rato con los amigos…).
5. Ofrecer la simple pero esencial compañía y escucha
A veces todo lo que necesita una persona que sufre de ansiedad es estar junto a alguien.
Mostrarle que se le apoya, abrazarle, sentarnos cerca, mirarle a los ojos, repetir con nuestras palabras lo que nos cuenta o pedir aclaraciones sobre lo que siente es más que suficiente.
Si quieres conocer más sobre la escucha activa y cómo ponerla en práctica el siguiente artículo puede serte de utilidad: «Saber escuchar no es tarea fácil«.
6. No caer en la sobreprotección
Cuando vemos sufrir a alguien a quien queremos, es normal tratar de aliviarle y de poner fin a nuestra propia angustia de la manera más rápida posible.
Sin embargo, de esta forma podemos contribuir a mantener el problema, ya que la persona no terminaría de hacer frente a la situación y corroboraría una y otra vez sus miedos desproporcionados.
Resulta más recomendable ayudar a analizar lo que ocurre de manera objetiva y generar expectativas realistas de solución.
7. Reforzar los avances
Sin sobredimensionar la necesidad de avanzar continuamente, ya que muchas veces la necesidad es mantenerse en un lugar para tomar aire y respirar antes de iniciar el cambio; reforzar los pequeños y grandes éxitos y demostrar satisfacción por el esfuerzo es algo que anima e impulsa a la persona.
Tampoco debemos olvidar que intentarlo ya supone un logro. Entender esto ya es muy importante si queremos aprender cómo ayudar a una persona con ansiedad.
8. Retirarse cuando la ayuda no es requerida
En ocasiones debemos darnos cuenta por nosotros mismos de lo que necesitamos, ya sea aprender a pedir la propia ayuda, discernir cuándo apoyarnos en otros, o reflexionar sobre nuestras emociones. A veces forma parte de cómo ayudar a una persona con ansiedad.
Por ello, es posible que tu ser querido rechace tu ayuda en algún momento, en ese caso puedes darle espacio, explicando que lo estás haciendo y por qué, evitando entrar en conflicto por ello.
9. Practicar el auto-cuidado
Pasar mucho tiempo con alguien que sufre ansiedad no es fácil, y puede terminar afectando a la propia salud mental. La figura del cuidador debe aprender a identificar cuándo se encuentra cansada o superada para darse un respiro y cuidarse a sí misma.
De otra manera los estados de ambas personas pueden acabar retroalimentándose y generando un círculo vicioso de tensión.
 
					 
												

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