¿Que es el efecto McGurk?.

Para entender que es el efecto McGurk es importante saber que solemos creer que nuestros sentidos funcionan de forma independiente: cuando oímos, oímos, y cuando vemos, vemos, y sería razonable pensar que una cosa no tiene por qué distorsionar la otra. Sin embargo, la realidad es que nuestras experiencias perceptivas son producto de un complejo proceso de mezcla.

Seguro que alguna vez has mantenido una conversación con una persona en un entorno de ruido elevado y para entenderla has recurrido al truco de observar su boca mientras habla.
En este caso, el área cerebral donde se combinan ambas informaciones (el sonido y el movimiento) se llama surco temporal superior.

Es precisamente en esta estructura donde se produce el ilusorio efecto McGurk, resultado de un error en la decodificación del mensaje al interactuar dos modalidades sensoriales diferentes, o lo que es lo mismo: lo que vemos no coincide con lo que escuchamos.

Puedes verlo y experimentarlo por ti mismo con este vídeo.

Como habrás comprobado, lo que ves influye sobre lo que oyes. Al escuchar a la persona pronunciando la sílaba ba tú terminas escuchando da.

La forma en que escuchamos un mismo sonido puede variar drásticamente según veamos a la persona que nos habla mover sus labios de una manera o de otra, y puede incluso hacernos percibir mensajes erróneos, ya que se ha comprobado que también funciona con frases completas.

La curiosidad por investigar la interacción entre modalidades sensoriales comenzó hace unos 50 años. Uno de los primeros hallazgos fue que tener la posibilidad de ver nuestro interlocutor mejora el volumen de lo que oímos en hasta 15 decibelios, incluso cuando las condiciones acústicas no son adversas.

En 1976 Henry McGurk dio con el efecto que hoy comentamos a partir del estudio de patrones de imitación de un grupo de niños al desarrollar la capacidad del habla. Les puso vídeos de personas pronunciando determinadas sílabas, pero el sonido no se correspondía con lo que ellos oían y dieron con la combinación que produce esta ilusión auditiva.

Este efecto también puede conseguirse con otras combinaciones como con la combinación ka (visual) + pa (auditiva), que da lugar a la percepción de ta. Además se observó que este efecto también se daba en adultos y en niños que todavía no habían adquirido el lenguaje (incluso de seis meses de edad).

Esta es una prueba de que el sistema visual y el auditivo han evolucionado de forma conjunta para permitir, entre otras cosas, un mejor procesamiento del habla. El sistema visual podría ayudar a discriminar sonidos que son difíciles de diferenciar, ventaja que llevan a cabo las personas sordas cuando leen los labios.

El estímulo visual, además, incrementa la confianza sobre el mensaje percibido a través del sistema auditivo (si dos sistemas independientes apuntan a la misma solución, podemos confiar más en ella que si sólo uno de ellos la valida). El efecto McGurk no es algo automático, requiere de nuestra atención para que se produzca, de modo que cuando se incorporan estímulos distractores visuales o auditivos se ve atenuado. Esto prueba que el efecto no se debe a un mal procesamiento de la vista o el oído sino a un error en la integración de esas dos modalidades sensoriales.

Otro hecho que demuestra la veracidad de la afirmación de que el sistema visual apoya al auditivo es que cuando vemos a alguien que nos habla pero no podemos oírla, nuestro cerebro activa no sólo la corteza visual sino también la auditiva, aunque no estemos escuchando nada.

Entender cómo combina y procesa el cerebro información de varios sentidos puede ayudarnos en un futuro a encontrar modos de contrarrestar el declive que se produce en la percepción a medida que envejecemos, y a entender algunas alteraciones perceptivas que se producen en determinados trastornos psicológicos.

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