estres y ansiedad: dos caras de una misma moneda.

QUE SON Y QUE HACER.

La diferencia entre estrés y ansiedad es una duda muy habitual que suele surgir, ya que, aunque son conceptos diferentes, tienden a confundirse.

Incluso, a veces, se usan como sinónimos, ya que guardan cierto parecido en los síntomas que producen; especialmente los derivados de la activación psicofisiológica.

Ambos conceptos pueden ser adaptativos e incluso aparecer juntos, pero existen diferencias entre el estrés y la ansiedad y hoy vamos a verlas.

¿Qué es el estrés?

El término estrés deriva del latín stringere, que significa provocar tensión. En física se refiere a la fuerza que se aplica a un objeto, que puede romperlo o deformarlo.

En psicología se entiende el estrés como el proceso de activación fisiológica derivado de la valoración de una demanda externa y la percepción de nuestros propios recursos para afrontarla.

Si el resultado de esta valoración es negativo, es decir, si percibimos que la demanda es superior a nuestros recursos para hacerle frente, surge el estrés para tratar de solventar este conflicto.

El estrés es habitual en nuestras vidas, forma parte del proceso de adaptación al cambio en cualquier ser vivo.

En el caso del ser humano hay muchas posibles situaciones generadoras de estrés, ya sean vividas de manera más negativa, como la muerte de un ser querido, un despido laboral, una enfermedad o una ruptura amorosa; o de forma positiva, como el matrimonio, la convivencia en pareja o un ascenso laboral.

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tipos de estres

Podemos hablar de dos tipos de estrés:

  • Eustrés: es el llamado estrés “positivo”, ya que contribuye a dar la mejor respuesta ante una situación determinada. Por ello tiene una función clave para la supervivencia, ya que permite una rápida reacción a los problemas y peligros que deben afrontarse en la adaptación al cambio, que en este caso suele ser percibido como un reto.
  • Distrés: se trata del estado de tensión, dificultad, fatiga o desgaste; consecuencia de un funcionamiento exagerado y continuo del mecanismo natural de protección y supervivencia ante estímulos externos adversos y generalmente prolongados. Cuando aparece el distrés la persona tiene sensación de pérdida de control, y si esto se mantiene en el tiempo favorece la aparición de las llamadas enfermedades de adaptación o psicosomáticas, además de precipitar la aparición de otras.

La intensidad y naturaleza de esas experiencias estresoras depende de factores individuales, como la reactividad personal, la vulnerabilidad y características de personalidad; y factores contextuales, como el apoyo social y material y cuestiones organizacionales o sistémicas (en el entorno laboral o familiar).

¿Qué es la ansiedad?

Por otro lado, la ansiedad es la respuesta fisiológica de alarma que nos prepara para escapar o luchar ante una amenaza. Actualmente surge ante el miedo a un elemento no presente o a la anticipación del mismo.

En este caso sólo esta presente la idea de su aparición futura, y es esta idea y no el evento en sí la que causa la sensación de peligro.

La ansiedad también suele generar una anticipación al estar ansioso en sí, que es lo que comúnmente se llama “tener miedo al miedo”.

Diferencias existentes entre el estrés y la ansiedad

1. Su origen

La ansiedad aparece por factores internos, como son los pensamientos catastróficos y las sensaciones angustiosas, independientemente de lo que haya en el entorno.

El estrés, en cambio, surge a partir de factores externos, hechos o situaciones específicas.

El origen de la ansiedad es, por lo tanto, algo más difuso, ya que se encuentra en el miedo, la preocupación y la intranquilidad por el futuro imaginado; mientras que cuando estamos estresados somos capaces de identificar más fácilmente cuál es la causa.

2. Las emociones predominantes

Otro de los elementos que diferencian al estrés y la ansiedad son las emociones o sensaciones protagonistas. En el estrés predominan la preocupación en torno a la situación desencadenante, el nerviosismo y la frustración. Solemos encontrarnos irritables y tristes.

En la ansiedad predomina el miedo, una sensación de peligro inminente que se torna invasiva y tiende a crecer como una bola de nieve, extendiéndose y generando un enorme malestar. En casos graves conduce a los ataques de pánico y al bloqueo o la parálisis.

3. El momento temporal percibido

Cuando estamos estresados nos parece que la situación que vivimos no va a terminar nunca. Es como si estuviéramos atascados en el presente. Aunque el estímulo estresante se prolongue en el tiempo no encontramos la manera de afrontarlo de otra manera y el estrés se cronifica. Para quien está estresado, el presente es inifinito.

En la ansiedad aparece el miedo por algo que podría pasar pero que no ha ocurrido. Muchas veces ni siquiera sabemos de qué se trata exactamente y anticipamos todo lo negativo o catastrófico que podría suceder. La ansiedad nos produce un exceso de futuro.

4. Su duración

El estrés suele finalizar cuando termina la demanda, es decir, cuando desaparece el estresor que lo causa, siendo habitual que volvamos a nuestro estado habitual o se reduzca la activación fisiológica.

La ansiedad, al estar causada por factores de índole más interna, puede aparecer y quedarse sin un final aparente, en cualquier momento.

Tanto el estrés como la ansiedad provocan síntomas muy similares: aumento de la tasa cardíaca, de la frecuencia respiratoria y de la tensión muscular, segregación de adrenalina y otros neurotransmisores, etc. Ambas son respuestas adaptativas que originalmente tenían la función de modificar la conducta para encontrar la mejor manera de evadir o afrontar un peligro como podría ser huir de un depredador, y que hoy en día se han generalizado a otras situaciones en las que no sólo realizan una función beneficiosa sino que si se prolongan en el tiempo pueden terminar siendo perjudiciales para el organismo.

Si te reconoces viviendo alguno de estos dos fenómenos y sientes que la situación te supera, y ahora que puedes comenzar a diferenciarlos, no dudes en pedir ayuda profesional. El tratamiento psicológico actúa como factor protector para eventos futuros, nos dota de estrategias y acata directamente el problema.

5 causas comunes de estres

Exceso de actividad / Falta de tiempo

En muchas ocasiones, la falta de tiempo (ya sea real o percibido por la persona) provoca altos niveles de estrés en la vida cotidiana de las personas. Un volumen excesivo de tareas a desempeñar y sobretodo una mala distribución de las mismas o una mala gestión del tiempo, suponen la aparición de síntomas relacionados con la presión, la fatiga, o la tan conocida sensación de agobio.

Planificarse resulta ser una de las mejor de las soluciones, aprender a gestionar el tiempo, a no sobrecargarnos, a ordenar los objetivos planteados a lo largo del día y a dedicarnos momentos para nuestro autocuidado.

Problemas de cansancio o de sueño

El sueño, o mejor, falta de el,  es una de las causas de estrés. El día a día puede resultar toda una odisea cuando nos encontramos cansados o con falta de sueño. Los datos estiman que el 62% de los ciudadanos afirman sentirse agotados al final del día. Unas de las grandes claves para combatir el estrés es otorgarnos un buen descanso. La falta de sueño puede ser un desencadenante del estrés, así como el estrés es la causa muchas veces de un mal descanso, la mayoría de las veces esto forma un círculo vicioso del que es difícil salir y que provoca un cumulo de cansancio y tensión.

Estrés laboral

Sobrecarga de trabajo, relación con los superiores/compañeros, temor a no estar a la altura de las expectativas, tensión que supone la atención al público, problemas de conciliación, ausencia de trabajo y trabajo a turnos. Según nos muestran los estudios estos son los motivos y causas de estrés  relacionados con el entorno laboral. Más de la mitad de los trabajadores denuncia que el estrés laboral es habitual en su lugar de trabajo.

Las personas pasamos una gran cantidad de tiempo en nuestros puestos de trabajo, por ello es necesario cuidar también estos espacios, evitando así posibles problemas psicológicos o mal rendimiento en el trabajo y en nuestra vida personal.

Enfermedades propias o de un familiar

Nuestra propia enfermedad o la enfermedad de un ser querido produce un desgaste emocional y una fuente de estrés y ansiedad tremendamente importante. La pérdida de salud supone una fuente importante de miedo, que mal gestionado puede derivar en problemáticas de índole psicológica.

Problemas emocionales y malestar

Negatividad, tristeza, ira… Cada vez se tiene más conciencia de la importancia de la educación emocional siendo en muchas aulas algo instaurado actualmente. La mala gestión de las emociones parece ser un gran precursor los problemas de estrés y otros problemas psicológicos. Educarnos emocionalmente, conocer nuestro funcionamiento y aprender una adecuada gestión emocional está directamente relacionado con el bienestar psicológico de las personas.

¿Podemos hacer algo frente al estrés?

Indudablemente sí. Cuando el estrés deja de ser adaptativo y pasa a ser invasivo y disfuncional para la persona debemos poner en marcha estrategias para afrontar lo que nos ocurre de manera adaptativa.

Aprender a afrontar las situaciones difíciles en vez de evitarlas o postergarlas, entrenarnos en solución de problemas, aprender a organizar bien el tiempo, dedicarse tiempo de descanso, aprender técnicas de autocontrol, fomentar las relaciones sociales, cuidar la dieta, hacer deporte de manera regular, tener una buena higiene del sueño y recurrir a la ayuda profesional en caso necesario son algunas de los consejos para empezar a hacerle frente a nuestros problemas con el estrés.

Técnicas de gestión de la ansiedad y el estrés

Reestructuración del pensamiento y manejo del pensamiento obsesivo

Identificación de patrones de personalidad nocivos

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