Los alimentos que ingerimos día a día no solo sirven para nutrir nuestro cuerpo sino también para alimentar nuestra mente. La manera en la que nos alimentamos puede tener efectos beneficiosos o adversos en la salud cerebral. Una alimentación saludable es aquella que incluye los nutrientes que el cerebro necesita, disminuyendo así el riesgo de presentar enfermedades cerebrales y en el caso de que ya exista enlentecer su evolución. El cerebro necesita nutrientes para su formación, desarrollo y mantenimiento de sus funciones. Las diferentes células que lo componen necesitan alimentarse para cumplir estas funciones, y algunas de ellas necesitan nutrientes específicos para cumplir su papel dentro de la compleja estructura del cerebro.
El cerebro es nuestra posesión física más apreciada, la sede de nuestra mente, de nuestra inteligencia y personalidad. Es el rector de nuestra vida. Por todo ello, debemos cuidarlo durante toda la vida y uno de los soportes para cuidarlo bien es precisamente una correcta nutrición. El cerebro es un órgano altamente especializado que necesita en todo momento buena nutrición, glucosa, oxígeno ya que requiere mucha energía para funcionar. El flujo de sangre que llega al cerebro debe ser de sangre limpia, libre de toxinas y de sustancias excitantes e irritantes, bien oxigenada y cargada de vitaminas, minerales, aminoácidos específicos y antioxidantes.
Una alimentación saludable cuida el cerebro de diferentes maneras. En primer lugar, fortalece los vasos sanguíneos, de tal manera que el oxígeno y los nutrientes que viajan por la sangre puedan llegar correctamente a cada célula. En segundo lugar, nutre áreas cerebrales encargadas del aprendizaje, el lenguaje, el razonamiento, entre otras muchas. Protege el organismo de la inflamación (proceso que se relaciona con diversas enfermedades), y, por último, una buena alimentación aporta aquellos nutrientes que promueven y participan en el crecimiento de nuevas células cerebrales y nuevas conexiones neuronales.
La comida, finalmente, puede considerarse como un placer natural que se debe disfrutar dentro de un acto de convivencia con la familia, entre amigos, en el trabajo, en la que reine además del placer, la alegría y el buen humor. Recuerda que el cerebro es un órgano noble, muy resistente, moldeable y altamente agradecido a los estímulos favorables y positivos que le llegan destacando entre ellos una buena nutrición. Por todo ello, nunca es tarde o temprano para cuidarlo, protegerlo y nutrirlo con esmero y sólo así podremos asegurarle una larga vida llena de eficiencia y rendimiento que nos acompañará hasta el final de nuestra existencia.
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