A veces podemos pasar por periodos cortos en los que nos sentimos tristes o un poco alicaídos de lo que estamos acostumbrados a sentirnos. En ocasiones, estos cambios en nuestro estado de ánimo comienzan y terminan cuando cambian las estaciones del año. Es decir, nos podemos sentir decaídos, por ejemplo, cuando los días se van acortando y se hace antes de noche en el otoño e invierno y comenzamos sentirnos mejor en la primavera y verano, cuando hay más horas de luz y de sol.
En algunos casos, estos cambios en el estado de ánimo pueden ser más graves y afectar generando un gran impacto en nuestros estados emocionales, nuestros pensamientos y nuestro funcionamiento diario. Si esto es así, es posible que se trate de trastorno afectivo estacional, que es un tipo de depresión (depresión estacional).
Parece ser que este tipo de trastorno afecta sobre todo a las mujeres, que normalmente tienen una mayor incidencia en los trastornos del estado de ánimo; y en los jóvenes dado que su organismo está en continuo proceso de maduración y cambio.
No se considera como un trastorno separado, sino que es un tipo de depresión que se caracteriza por su patrón estacional recurrente, con síntomas que duran entre 4 y 5 meses al año. Por lo tanto, los signos y los síntomas de este trastorno incluyen los que se relacionan con la depresión mayor y algunos síntomas específicos que difieren según se trate del trastorno afectivo estacional de patrón invernal o del de patrón de verano.
Entre los síntomas más comunes que suelen presentarse en los primeros días del cambio de estación.
La aparición de alguno de estos síntomas es frecuente y natural en los cambios de estación, ya que el organismo ha de adaptase a las nuevas condiciones climatológicas y de luminosidad; se trata pues de un proceso normal que se supera en pocos días, y no por ello debemos pensar que podamos tener éste trastorno. La gravedad de los síntomas, la aparición conjunta de varios de ellos, y sobre todo la persistencia de los mismos pasados unos días desde el cambio de estación, puede darnos indicio sobre la necesidad de acudir a un especialista para que realice un diagnóstico clínico, para descartar la aparición de cualquier trastorno del estado de ánimo.
Las investigaciones indican que las personas con este trastorno pueden tener una actividad reducida de la serotonina, una sustancia química (neurotransmisor) en el cerebro que ayuda a regular el estado de ánimo. Las investigaciones también sugieren que la luz solar controla los niveles de las moléculas que ayudan a mantener niveles normales de serotonina, pero en las personas con trastorno afectivo estacional, esta regulación no funciona correctamente, lo que da origen a una disminución de los niveles de serotonina en el invierno.
Otros hallazgos sugieren que las personas con trastorno afectivo estacional producen demasiada melatonina, una hormona fundamental para mantener el ciclo normal de sueño y vigilia. La sobreproducción de melatonina puede aumentar la somnolencia. Tanto la serotonina como la melatonina ayudan a mantener el ritmo diario del cuerpo que se relaciona con el ciclo estacional noche/día. En las personas con trastorno afectivo estacional, los cambios en los niveles de serotonina y melatonina alteran los ritmos diarios normales. En consecuencia, ya no pueden adaptarse a los cambios estacionales relacionados con la duración del día, lo que provoca cambios en el sueño, el estado de ánimo y el comportamiento.
Los déficits de vitamina D pueden exacerbar estos problemas porque se cree que esta promueve la actividad de la serotonina. Además de la vitamina D que se consume a través de la dieta, el cuerpo también produce vitamina D cuando la piel se expone a la luz solar. Con la menor cantidad de horas diurnas de luz solar, las personas con trastorno afectivo estacional pueden tener niveles más bajos de vitamina D, lo que puede dificultar aún más la actividad de la serotonina.
Para reducir sus efectos en nuestra vida cotidiana y con ello prevenir, en la medida de lo posible, síntomas que pueden desencadenar en el Trastorno Afectivo Estacional es adecuado seguir una serie de recomendaciones, como las siguientes:
Muy importante, si nuestra vida comienza a deteriorarse y a encontrarse limitada por este estado, lo más beneficioso y recomendables es acudir aun profesional que te pueda ayudar.
Referencias Bibliográficas:
De la Serna, J.M. (2017). Depresión Estacional. En J.M. De la Serna. Depresión: Cuando la Tristeza se Vuelve Patológica. Hackensack: Babelcube Inc., 29-34
Gatón Moreno, M. A., González Torres, M. Á., & Gaviria, M. (2015). Trastornos afectivos estacionales,” winter blues”. Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría, 35(126), 367-380.
Trastornos Afectivo estacional – Instituto Nacional de la Salud Mental, Publicación de NIH Núm. 20 MH 8138S.
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