Ya lo hemos oído hablar más de una vez en las noticias. La ansiedad y el estrés, lo queramos o no, van a irrumpir en mayor o menor medida en nuestra vida y se van a convertir, en muchas personas, en unos nuevos compañeros de viaje en esta “nueva” normalidad. Así que, ¿por qué no prepararnos de antemano y aprender a prevenirla? ¿Qué es la ansiedad y cómo curarme?
Hace escasamente unas semanas, la OMS (Organización Mundial de la Salud) ya anticipó y alertaba de una mayor prevalencia o presencia de problemas psicológicos derivados de la situación de crisis sanitaria propiciada por ya nuestro gran conocido coronavirus SARS-CoV-2. Y tiene todo el sentido del mundo, ya que las situaciones excepcionales de alarma y consiguiente confinamiento impuesto para conseguir controlar la pandemia conllevan inevitablemente consecuencias en la salud mental de cada uno de nosotros.
Sin ir más lejos, no hace falta explicar mucho más allá: a estas alturas, muy probablemente ya sepas exactamente a qué nos referimos. Sensaciones puntuales de miedo o incluso angustia, preocupaciones constantes, incertidumbre e incluso cierto pesimismo hacia el futuro, pensamientos automáticos negativos, apatía o desgana generalizada, aumento de la irritabilidad en nuestra relación con otros… que conllevan la aparición de síntomas o efectos directos del confinamiento que empezamos a experimentar, como dolores de cabeza, tensión muscular, dificultad para conciliar el sueño o pesadillas recurrentes… y un largo etcétera.
Muchas de estas consecuencias psicológicas que ya empezamos a notar en nuestro día a día pueden explicarse por la ansiedad o el estrés al que estamos sometidos por esta situación. De sobra conocida por muchos, ya que cuando aparece suele ganarnos terreno poco a poco y convertirse en una compañera inesperada y muchas veces molesta en nuestro viaje de vida, la ansiedad es una emoción secundaria (derivada de la emoción básica de miedo) que aparece de forma automática en cualquier situación que interpretemos como potencialmente peligrosa y/o amenazante. Y, como ya hemos mencionado en otras ocasiones, ¡premio! La situación actual de pandemia mundial, unida a la incertidumbre, lo desconocido y la sensación subjetiva de falta de control reúne todas las características para convertirse en el “caldo de cultivo” de la ansiedad.
Pero es importante recalcar que la ansiedad no es “mala” de por sí, todo lo contrario: es una respuesta adaptativa de nuestro cuerpo que nos permite o facilita afrontar la situación de posible peligro o amenaza, desarrollando las conductas automáticas de ataque/huida. Por tanto, resulta esencial entender que la ansiedad es normal y necesaria para nuestra supervivencia; y sin ella, por tanto, estaríamos muertos. ¿Entonces? –pensarás-. Lo que tenemos que prevenir precisamente es que esa ansiedad buena o llamada adaptativa no se convierta en desadaptativa, esto es, que se cronifique y sea muy frecuente, intensa y duradera.
La buena noticia es que, aunque es posible que aumenten los casos de ansiedad en el futuro, podemos prevenir y tratar la ansiedad desadaptativa. ¿Cómo? A continuación os dejamos unos pequeños tips generales:
Pero, sobre todo, no dejes de acudir a un psicólogo profesional si empiezas a notar ansiedad y sientes que te empieza a desbordar. Como bien dice el dicho, se puede prevenir y curar, cuanto antes, mejor.
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