QUE SON Y QUE HACER.
Algunas veces nos damos cuenta de las reacciones de nuestro cuerpo, como cuando notamos los nervios que nos provoca una entrevista de trabajo en el estómago o el dolor de cabeza que nos puede aparecer ante una situación preocupante. Hay síntomas físicos que nos resultan más llevaderos, otros más molestos, y otros que incluso nos pueden dar miedo. En el caso de las personas que viven con ansiedad, ya sea de manera más puntual o continuada pero siempre experimentada muy intensamente, puede aparecer un abanico de síntomas físicos asociados muy dispar que varía según la persona. Uno de los síntomas más temidos es el de sentirse mareado o mareada, ya que podemos llegar a creer que esa sensación nos llevará al debilitamiento corporal, la pérdida de estabilidad, y finalmente al desmayo; pudiendo incluso creer que pasa algo grave en nuestro organismo, que es lo que nos está provocando el mareo, o simplemente temiendo que se dé el desvanecimiento por una severa sensación de vergüenza de la persona ante la situación.
En general, resulta difícil esclarecer las causas exactas de la aparición de este tipo de molestia: puede deberse a un problema en el sistema del oído interno, cervicales, migraña, o hasta lesiones que se hayan podido ocasionar en parte del sistema nervioso. La cuestión es que hay ocasiones en las que la persona pasa por todo tipo de pruebas médicas y no se termina de diagnosticar una causa orgánica que explique su sensación de mareo. Es en este tipo de casos en los que quizás se corresponda más a un proceso psicológico.
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Algunas de las señales de que los mareos pueden ser causados por ansiedad son:
Cuando el mareo es un síntoma de ansiedad no estamos hablando de vértigos o de un desencadenante biológico, sino de una sensación que se experimenta a raíz de que la persona se expone (o se imagina que se tiene que exponer) a determinadas circunstancias externas que le generan miedo. El sentimiento de miedo es vivido con mucha intensidad y al igual que otros, como hemos comentado al principio, genera determinados cambios en nuestro cuerpo. El miedo hace que activemos las alarmas de nuestro sistema para prepararnos para la huida o enfrentamiento de aquello que nos lo provoca, esto implica respiración agitada, aumento del bombeo de la sangre para que pueda circular más rápido por todo nuestro organismo, tensión muscular, sudoración… existen toda una serie de cambios en el cuerpo que facilitan que se prepare para la acción más inminente. También nuestra capacidad de concentración se agudiza en gran medida por estos procedimientos y, quizás, podamos notar una distorsión en la información que reciben nuestros sentidos, como agudizarse los colores o la luminosidad, o notar como disminuye la capacidad de escuchar lo que sucede a mi alrededor.
¿Qué factores son los que pueden estar influyendo en su aparición y mantenimiento?
Si aún nos estamos preguntando si son peligrosos estos síntomas, la respuesta es no. Podemos vivirlos como algo muy desagradable, pero ciertamente no son sensaciones que nos vayan a implicar graves problemas en el organismo. La lectura que debemos hacer de ellos es que son una respuesta fisiológica normal de nuestro cuerpo ante lo que entiende que nos va a resultar peligroso. Salvo los casos en los que se producen mareos por ver sangre o jeringuillas, que resultan una excepción concreta, nuestro lado más biológico se alerta y tensa para la huida o el enfrentamiento de “la amenaza”, lo que generalmente supone una serie de cambios corporales que van encaminados hacia un objetivo totalmente contrario al desmayo o la inmovilidad.
Si aún nos estamos preguntando si son peligrosos estos síntomas, la respuesta es no. Podemos vivirlos como algo muy desagradable, pero ciertamente no son sensaciones que nos vayan a implicar graves problemas en el organismo. La lectura que debemos hacer de ellos es que son una respuesta fisiológica normal de nuestro cuerpo ante lo que entiende que nos va a resultar peligroso. Salvo los casos en los que se producen mareos por ver sangre o jeringuillas, que resultan una excepción concreta, nuestro lado más biológico se alerta y tensa para la huida o el enfrentamiento de “la amenaza”, lo que generalmente supone una serie de cambios corporales que van encaminados hacia un objetivo totalmente contrario al desmayo o la inmovilidad.
¿Qué hacer para gestionar la sensación de mareo?
El tratamiento de la ansiedad puede comprender diferentes abordajes. Establecemos una base cognitivo-conductual e integramos aportaciones de otras corrientes como el Mindfullnes, la terapia de aceptación y compromiso, la terapia Gestalt y el psicoanálisis.
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Llevamos 20 años de experiencia, y queremos ofrecerte un camino claro y cientificamente contrastado..