Si alguna vez has estado absorto y no eras consciente del paso del tiempo, si has sentido esa enorme sensación de plenitud y no necesitabas a penas pensar, si sentías que estabas absolutamente presente y a la vez estabas conectado a todo, entonces, probablemente, estabas fluyendo. ¿Podriamos aprender a fluir?.
Mihaly Csíkszentmihályi es profesor de psicología en la Universidad de California y además fue jefe del departamento de Psicología de la Universidad de Chicago. La obsesión de este científico es la búsqueda del orden, quizá, dentro del caos, en definitiva, aprender a fluir.
Este científico tuvo una infancia terrible como muchos niños durante la segunda guerra mundial Europea. Pudo presenciar un mundo absolutamente devastado, donde la capacidad destructiva del hombre había llegado casi a su máximo apogeo. Todo esto le marcó de una manera muy profunda y le invitó a querer encontrar algo a lo que agarrarse en ese caos. Es así como empieza a interesarse en los aspectos positivos del ser humano que le puedan alejar de esa barbarie que él mismo experimentó. Y es que el ser humano puede encontrar estados de profunda confusión, estados de profundo desamparo y a la vez, es también capaz de encontrar estado de intensa armonía.
Este científico empezó a interesarse más bien por estas segundas características del estado humano, por esta sensación de armonía y de cuando ésta se produce.
Empezó a investigar a músicos, creadores, actores, científicos, entrevistándoles y dándose cuenta de que todos describían una serie de características muy comunes que antecedían a sus procesos de creación. Es así como empieza a preguntarse si existen una serie de características que pueden definirse, que a lo mejor no le pasan solo a estos grandes creativos, sino que todos los seres humanos, de manera individual, podemos en ocasiones entrar en este tipo de estados a los que él va a definir como estados de flujo.
Podríamos comparar la conciencia a un gran almacén donde se guarda la información. Todo aquello que vemos, pensamos, sentimos o deseamos serían como cajas en ese almacén. Las intenciones, son las encargadas de decidir que sucesos entran en nuestra conciencia o cuales no, siendo también los responsables del orden de almacén. Las cajas de información no se guardan de cualquier manera sino que clasifican acorde con nuestras intenciones. Cuando deseamos algo, nuestra atención se focaliza en los objetos que deseamos, descartando así todos los demás. A diferencia de los sueños donde no podemos actuar, todo aquello que vemos, sentimos y deseamos se puede usar y manipular en nuestra conciencia. Esta capacidad de aprender a fluir nos permite ser felices incluso cuando nuestro ambiente externo nos empuja hacia todo lo contrario.
Debido a la naturaleza finita de nuestra conciencia es extremadamente importante lo que entra y lo que dejamos fuera. Esto es lo que determina el contenido y la calidad de nuestra vida. Si podemos controlar a nuestro jefe de almacén, podemos controlar nuestro estado de felicidad, es decir, podemos aprender a fluir.
Si queremos entender más profundamente en que consiste este aprender a fluir, quizá debemos de entender que una de las cosas que le gusta a la mente es el orden. La mente busca sobrevivir, y para esto le viene muy bien clasificar la vida en torno a patrones que sean predecibles, es decir, el orden.
El universo tiende a la entropía, es decir, tiende al desorden, sin embargo, frente a esto, nos podemos defender con una norentropia , nos podemos defender en una búsqueda del orden. Si logramos reconocer una serie de patrones, eso nos va a ayudar a incrementar nuestras posibilidades de supervivencia.
Por otro lado existiría otra cualidad importante que es la experiencia autotélica, es decir, la experiencia es interesante porque es un fin en sí mismo. Puede que existan recompensas que nos estén esperando al final del camino, pero lo que de verdad nos interesa es la experiencia en sí, eso es lo que nos alimenta. Por eso cuando llegamos a la meta llegamos un poco desilusionados, porque ha sido el camino el que nos ha proporcionado esa sensación de felicidad.
Es una experiencia en la cual el sujeto es un sujeto activo, participante, no es un mero consumidor de información. Este estado necesita de ti, necesita de tu implicación para seguir adelante.
Las principales características del flujo son las siguientes:
Quizá estamos tratando el opuesto de algo que vemos aquí mucho, la ansiedad. La ansiedad tiene mucho que ver con el caos, y aquí estamos hablando de aprender a fluir con un orden en este constante caos que es vivir.
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