El cuidado físico y las preocupaciones razonables por la salud son conductas adecuadas y adaptativas, pues son útiles para prevenir y detectar diferentes enfermedades. A la hora de enfrentar el tratamiento de cualquier enfermedad son igualmente beneficiosas, siempre y cuando resulten proporcionadas al padecimiento concreto. Esto es precisamente lo que no ocurre en la hipocondría.
El trastorno por hipocondría, antiguamente denominado trastorno de ansiedad por enfermedad, se engloba hoy en día dentro de los Trastornos de tipo Somatomorfo. Este es el nombre de un grupo de afecciones en las que el dolor físico y los síntomas presentados están relacionados con factores psicológicos y no pueden vincularse con una causa física específica, ya que los resultados de cualquier tipo de exploración médica son negativos.
Lo que ocurre en la hipocondría es una desorbitada preocupación de que las sensaciones físicas son signos de una enfermedad grave, incluso cuando no existe ninguna evidencia médica para respaldar la presencia de un padecimiento de salud. También puede presentarse hacia síntomas de enfermedades que, a pesar de padecerse, no justifican semejante preocupación.
Las rumiaciones y dudas se basan en pequeñas sensaciones físicas vagas e imprecisas. Esta tensión genera mucha angustia y suele llevar al descuido de diferentes actividades que antes se realizaban con normalidad, como el trabajo y las relaciones sociales, ya que la atención y la vida diaria se lleva siempre hacia el cuerpo y la salud física.
A medida que la persona se enfoca en sus sensaciones comienza un ciclo de síntomas y preocupación que se convierte en un círculo vicioso, centrado en la salud y la auto-observación de las funciones del cuerpo, así como visitas continuas a la consulta del médico.
El objetivo básico del tratamiento consiste en perder el miedo a estar enfermo, cuando se está sintiendo la sensación que se teme. Desde el enfoque cognitivo-conductual se explican al paciente los factores de origen y de mantenimiento de la hipocondría y se le anima a que deje de centrar su vida en la preocupación por padecer una grave enfermedad.
Resulta un tratamiento que aborda el problema tanto desde el punto de vista educativo, enseñando al paciente y familiares nuevas formas de afrontarlo; como re-experiencial, mediante técnicas de acercamiento al propio cuerpo y sus señales:
Junto a todo esto se tratan específicamente, y según el área, aspectos de la vida de la persona que han quedado seriamente dañados como consecuencia de la enfermedad, o bien han incidido de alguna manera en su aparición o mantenimiento.
Al mismo tiempo, en muchos casos es recomendable iniciar un tratamiento psicofarmacológico que ayude a reducir los síntomas ansiosos y/o depresivos que suelen acompañar a la hipocondría. Para ello normalmente se utilizan ansiolíticos y/o Inhibidores Selectivos de la Recaptación de la Serotonina (ISRS).
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Llevo como dos meses con pruebas médicas ya que no me encuentro bien este tiempo llevo con malestar general nervioso mal cuerpo nauseas dolor de todo el cuerpo sensación rara en el estómago sensación rara en la cabeza como acorchada y va hacia la cara mandíbula sensación de falta de aire dolor de espalda alta entre los omóplatos piernas cargadas y sensación de mareo y nauseas.