El psicofármaco Alprazolam es el ansiolítico más recetado en la actualidad para tratar farmacológicamente la ansiedad. Más concretamente, está especialmente indicado para los problemas de ansiedad. Si bien es cierto que puede conllevar ciertos efectos secundarios, su principal efecto es el de reducción de la activación y, consecuentemente, inducción de un estado de relajación general.
Ya hemos hablado en varias entradas del blog sobre los psicofármacos y su utilidad en general como complemento de la psicoterapia, según cada caso individual (si quieres una visión más general sobre este tema, te recomendamos este artículo). Pues bien, hoy es el turno de un psicofármaco concreto, el Alprazolam, puesto que nos han llegado a nuestra consulta numerosas preguntas o dudas al respecto.
El Alprazolam (cuyo nombre comercial puede ser Xanax® o Trankimazín®, entre otros) es un ansiolítico que pertenece al grupo de las benzodiacepinas, cuyo principal efecto es depresor de la (alta) actividad del sistema nervioso. Existen dos presentaciones del fármaco, normal o retard, en forma de comprimidos con dosis de 0,25 mg, 0,5 mg, 1 mg, 1,5 mg 2 mg y hasta 3 mg o en forma líquida. La administración es por vía oral.
Es un fármaco de acción corta, lo cual significa que comienza a hacer efecto de forma rápida (suele comenzar a los 20 minutos y su duración oscila entre 4-5 horas en promedio). Por este motivo, si bien es cierto que produce menor somnolencia que los psicofármacos de acción larga, sí que existe mayor riesgo de generar dependencia si se consume más allá de las 12 semanas y síndrome de abstinencia si se produce una retirada brusca o abrupta del tratamiento (por lo que su retirada siempre tiene que ser progresiva con seguimiento médico).
Como cualquier otro ansiolítico, el Alprazolam posee varios efectos, siendo los principales:
En general, el Alprazolam está especialmente recomendado para los problemas de crisis de ansiedad con o sin agorafobia, aunque también para la ansiedad generalizada o la fobia social entre otros. No obstante, la elección final de este psicofármaco u otro está siempre supeditada al médico competente.
Como cualquier fármaco, es cierto que el Alprazolam puede conllevar algún efecto secundario:
Los más comunes o frecuentes pueden ser: problemas de sueño –somnolencia o insomnio-, dolor de cabeza, ligero mareo, cierta sensación de intranquilidad o agitación leve.
Ocasionalmente, pueden aparecer síntomas adversos como: bajo estado de ánimo, desorientación, temblores, cierto estreñimiento o sensación de boca seca, visión borrosa.
De forma excepcional y muy poco común, puede aparecer taquicardia o palpitaciones, depresión respiratoria, cierta fatiga o irritabilidad, dificultad de concentración, dermatitis o síntomas gastrointestinales.
Todos estos efectos adversos son siempre reversibles, y pueden aparecer generalmente al comienzo del tratamiento pero desaparecen con la ingesta continuada de la medicación.
En resumen, el Alprazolam es uno de los ansiolíticos más recetados y consumidos en la actualidad, sobre todo para tratar los problemas de crisis de ansiedad. Suele conllevar un efecto relajante o de disminución de la activación general, además de otros grandes efectos. Si tienes cualquier duda adicional al respecto sobre esta medicación, como siempre, consulta siempre con un profesional.
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