Si hay una época en el año especialmente emotiva, esa es la Navidad. Podemos experimentar diferentes emociones, desde ilusión o felicidad hasta tristeza y nostalgia, y seguramente estén directamente relacionadas con experiencias pasadas. ¿Pero qué ocurre si en lugar de sentir felicidad, sentimos tristeza, nostalgia o ansiedad?
Todo lo que se origina en torno a estas fechas, los encuentros con la familia, las comidas de empresa o con los amigos, el estrés por los preparativos, el balance del año, y el tener en nuestra mente a personas queridas que ya no están, hace que a muchas personas les pueda invadir cierta nostalgia. El termino nostalgia está formado por dos vocablos griegos, nóstos (regreso) y álgos (dolor). La palabra fue acuñada por Johanes Hofer, médico suizo en su tesis en el año 1688. Lo utilizo para explicar el comportamiento que tenían algunos mercenarios que estaban destinados lejos de su hogar para combatir al servicio de otro país. En la actualidad, la nostalgia es considerada una emoción, cuya característica es la evocación de recuerdos agradables, importantes para nosotros. Es la combinación de sentimientos, por un lado, de tristeza o pena por aquello que ya no tenemos y por el otro, el sentimiento de placer o alegría asociado a ese recuerdo. Podemos experimentarla si tenemos a nuestra familia lejos de nuestro lugar de residencia, si algún familiar o amigo ha fallecido, si recordamos momentos importantes de nuestra vida o la soledad. Podemos tender a creer que tiene un componente negativo cuando quizás no sea del todo cierto. Cuando revivimos nuestras experiencias es parte de nuestra historia personal y así hacemos presente algunos acontecimientos o personas importantes para nosotros y todo ello forma parte de nuestra identidad.
En este periodo navideño las emociones pueden ser muy diferentes, incluso ambiguas y difíciles de identificar, llegando a vivir sentimientos encontrados. Cuando hablamos de emociones no podemos pulsar botones para sentirnos de una determinada manera, como felices o alegres, las emociones no funcionan así. Es importante el dejarlas espacio, no presionarnos para tener que estar de una determinada manera, el famoso “debería estar alegre”, las emociones no las cambiamos a voluntad. Lo que si podemos hacer es aceptar aquello que estamos sintiendo, sin quedarnos aislados en esa emoción y procurar adaptarnos a la situación lo mejor que podamos, puede ser algo en lo podamos trabajar. Las emociones tienen un papel importante en nuestra vida, cumplen una función y son importantes para nuestra supervivencia. La dificultad recae cuando nos quedamos anclados en la nostalgia, recreándonos en el tiempo pasado y lo convertimos en nuestra manera de vivir.
Tenemos que entender y respetar nuestras emociones, buscando siempre un equilibrio. No podemos evitar la nostalgia, podemos aprender a gestionarla, aceptando que tiene que ver con mi historia personal y que seguro, me puede ayudar a enfocarme en mi futuro.
Los mecanismos de defensa forman parte de nuestra vida cotidiana, aunque no nos percatemos de…
Mientras en occidente se emplea el método socrático para buscar la verdad última de las…
La presente guía fundamental sobre la ansiedad generalizada ofrece información general sobre la naturaleza, síntomas,…
Vivimos en un mundo en constante proceso de urbanización, eso implica grandes cuidades, construcción sin…
Seguro que en más de una ocasión a lo largo del día le habéis dado…