¿Pero que es la distimia?. ¿Como podemos distinguir la distimia de la depresión?. Es posible que hayas visto el penúltimo reportaje del programa televisivo Salvados, “Uno de cada cinco”, sobre la depresión (y si no lo has podido ver te lo recomendamos, haz clic en el enlace). Quizá te has podido ver reflejado/a en algunos momentos, o creas que algún familiar o amigo podría estar pasando por una situación parecida. O quizá no estés seguro/a de si te ocurre a ti lo mismo. Y quizá, si es así, muy probablemente esto te preocupe.

La depresión es un problema psicológico muy presente en la sociedad actual, el segundo más frecuente a nivel mundial tras los problemas de ansiedad. Cuando se cronifica en el tiempo (esto es, cuando su duración es igual o mayor a dos años), estaríamos hablando de un tipo de depresión en concreto llamado distimia (o trastorno depresivo persistente) que, si bien es cierto que puede presentar menos síntomas que otros tipos de depresión menos duraderos (por su mantenimiento en el tiempo), sí dificultan enormemente a la persona poder llevar una vida normal.

Ahora bien, ¿cómo sé yo si lo que me ocurre se trataría de un episodio depresivo o no? En términos generales, existen una serie de síntomas característicos de un bajo estado de ánimo crónico, que interfieren significativamente en el día a día, y que pueden ayudarnos a identificar la distimia con mayor facilidad:

  • Episodios de bajo estado de ánimo (tristeza, apatía, desánimo..) que duran la mayor parte del día durante como mínimo dos años (sin momentos de mejoría o ausencia de síntomas que hayan podido ocurrir durante más de dos meses consecutivos).

  • Sensación de desesperanza (o “vacío”, unido a pensamientos negativos hacia el futuro): consecuencia la mayor parte de las veces de la pérdida de interés y disfrute por las cosas con las que en el pasado solía disfrutar.

  • Falta de energía o sensación de fatiga la mayor parte del tiempo: sentirse cansado/a aun habiendo realizado muy pocas actividades (lo cual trae consigo inactividad total o parcial).

  • Dificultades de concentración y de toma de decisiones.

  • Insomnio o problemas de sueño o, por el contrario, pasar la mayor parte del tiempo durmiendo.

  • Disminución significativa de la autoestima (pensamientos negativos sobre uno mismo).

  • Tener poco apetito o, por el contrario, sentir la necesidad de estar comiendo a todas horas.

Si cumples varios de estos síntomas (en principio al menos dos, aunque en último término el número no es tan determinante; si te ves identificado/a en ellos y te producen malestar significativo es más importante) y, sobre todo, si llevas demasiado tiempo en esta situación, no lo dejes pasar, busca ayuda profesional. Aunque lo veas todo muy difícil, aunque creas que no hay solución, HAY SALIDA. En Amadag podemos ayudarte.

 

 

¡NUESTRO NUEVO LIBRO YA A LA VENTA!