Los sueños ocurren porque el tronco del encéfalo envía imágenes, sonidos y sensaciones al cerebro de forma azarosa, en función de las experiencias personales. Luego, el neocórtex trata de interpretar todas estas imágenes y construir una narración coherente a partir de esta información creativa llena de posibilidades.

Se trata de narraciones que visualizamos, experimentamos y sentimos en la fase profunda del sueño o estado MOR (Movimientos Oculares Rápidos) o REM en inglés (Rapid Eye Movement). Durante esta fase movemos los ojos bajo los párpados u el cerebro y todo el organismo trabajan para mantenernos vivos, mientras podemos llegar a experimentar hasta 30 ó 40 sueños cada noche. De la misma forma que el corazón continúa bombeando, y los pulmones inspirando y expirando, en el cerebro ocurren procesos emocionales y creativos que nos ayudan a aprender y desarrollarnos.

La psicología no ha podido descubrir aún todas las funciones exactas que tiene soñar. Sin embargo, a día de hoy existen numerosas teorías que especulan acerca del por qué soñamos, y sobre todo, para qué.

Entonces, ¿para qué sirven los sueños…?

  • Para regular nuestras emociones

Dormir nos sirve para regular la homeostasis del organismo, descansar, recuperar nuestras energías y regularlas. Soñar nos es útil para regular nuestros aprendizajes y gestionar nuestras emociones; quizá sintiendo durante el sueño lo que no nos permitimos sentir durante el día y debe ser experimentado para crear la experiencia completa de uno mismo.

La profesora Rosalind Cartwright, de la Rush University defiende que soñar es casi como “tener un terapeuta interno” porque “asociamos los sueños a sentimientos similares experimentados previamente y trabajamos con la emoción relacionada para procesarla al día siguiente“.

  • Para aprender

Durante el sueño se asimilan los conocimientos que tratamos de adquirir durante el día. De alguna forma, los ponemos en práctica cuando soñamos. De acuerdo con el investigador Robert Stickgold, los sueños contribuyen a la consolidación de la memoria y el aprendizaje y son uno de los principales recursos de los que nuestra mente dispone para integrar y procesar nueva información. Así, si nos aprendemos un texto antes de acostarnos, nos acordaremos de él más fácilmente.

  • Para estimular la creatividad y encontrar nuevas soluciones a nuestros problemas

El investigador de Harvard Deidre Barrett sugiere que los sueños son una especie de teatro en el cual somos capaces de resolver problemas más efectivamente que cuando estamos despiertos, lo que se debe en parte a que la mente soñante hace conexiones más rápido que la mente despierta.

Por ejemplo, a Paul McCartney se le apareció la melodía de la famosa canción Yesterday durante un sueño. Händel también compuso parte de su “Mesías” al escuchar esos compases en sueños.

  • Para tomar decisiones con mayor facilidad

Cuando soñamos nos encontramos frente a los problemas de forma más directa y emocional, de forma que tenemos que tomar decisiones rápidas. La teoría de la estimulación de amenazas de Antti Revonsuo afirma que los sueños proyectan situaciones amenazantes para que cuando una persona las enfrenta en el día a día se encuentre familiarizada con las sensaciones que éstas le producen y pueda encontrar una reacción mucho más acertada frente a ellas.

El investigador Mohkamsing-den Boer estudió a tribus indígenas y confirmó que utilizan los sueños como preparativo para tomar decisiones complejas, así como para familiarizarse con cambios importantes en sus vidas como la muerte de un ser querido.

 

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