Los micromachismos son conductas sutiles, casi invisibles, de poder que permiten al hombre hacer lo que quiere pero impiden la mujer hacer lo mismo. Atacan directamente la libertad de la mujer, les generan inseguridad, baja auto-estima, dependencias, dudas de sí mismas y frenan a la autonomización. La exposición reiterada a estas conductas llevan a desgaste emocional por nunca saber que les puede molestar.

Existen varios tipos:

  • Micromachismos utilitarios – Se manifiestan el en ámbito doméstico. La mujer cumple el rol de cuidadora y el hombre el de no responsable de la casa/hijos/pareja. Ej.: “¿Donde está mi camisa?” dice el marido a la mujer, que basicamente quiere decir, “búscamela y dámela”. El hombre se escusa de que No sabe o que su mujer sabe hacerlo mejor que él, para qué complicar… “Ana, cómprame el regalo a mi madre, porfa que tu sabes mejor que yo lo que os gusta a las mujeres”.

 

  • Micromachismos coercitivos – Sirven para retener poder utilizando la fuerza psicológica o moral masculina. Ej.: el abuso de espacio físico (el sillón, la mejor posición para ver la tele…) y del tiempo para sí (descanso, ocio a costa del trabajo de ella…), también apelar a la superioridad de la lógica varonil cuando las mujeres demandan (“Lo que dices son tonterías, piénsalo bien”, … ). Ellos pueden elegir no hacerlo, como por ejemplo, ellos se creen en el derecho de decir que comparten las tareas de la casa pero el baño no lo limpian… la mujer se impone pero viene él, le da un abrazo y ella cede.

 

  • Micromachismos encubiertos – Intentan ocultar su objetivo de imponer las propias razones abusando de la credibilidad y confianza femenina. Ellos crean falta de intimidad a través del silencio, aislamiento, del malhumor y del ninguneo, les castigan a las mujeres por haber hecho algo que ellos no estaban de acuerdo. Ej.: Ella se va de fin de semana con las amig@s y él deja de contestar el teléfono.

 

  • Micromachismos de crisis – Ocurren cuando aumenta la autonomía femenina o varón sin trabajo o discapacidad física. El varón se resiste a colaborar en la casa porque la mujer lo sabe mejor; critica el estilo de la mujer – “Si me lo dijeras de otra manera”, se resiste a salir de su rol de varón.

 

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