Este sencillo manual pretende ser una guía orientativa para los compañeros del agorafóbico. Contiene consejos que pueden serles de utilidad a la hora de ayudar al paciente en plena crisis de pánico, o en la vida cotidiana. No se pide al familiar o al acompañante que entienda lo que le pasa a la otra persona. En ocasiones eso resulta bastante difícil.

Se aboga por una aceptación del agorafóbico pero no de la agorafobia. Su papel como persona cercana es de suma importancia. Usted puede hacer mucho para ayudar al agorafóbico.

La agorafobia depende en parte de cosas que hacen los demás, aunque esas personas tengan las mejores intenciones. La gente que padece agorafobia, suele depender en gran medida de otra persona para salir. El problema es que esta dependencia se convierte en un hábito. A menudo puede ser difícil oponerse a esa dependencia.

Hay muchas formas por medio de las cuales, las personas, sin darse cuenta, pueden fomentar esa dependencia. A menudo inconscientemente, porque se ha creado ya un hábito en la relación…¿Y cuál es la forma correcta de ayudar? Para ser verdaderamente útil, usted debe encontrar formas de ayudar a la persona para que se esfuerce en salir, aún cuando parezca que el cambio se produce lentamente.

Confianza y paciencia

Es fácil impacientarse si las cosas van despacio, y más incluso después de un contratiempo. Pero es justo entonces cuando la persona con agorafobia más necesita de su apoyo. No se pide su comprensión, ya que esto es enormemente difícil, más bien se pide la aceptación incondicional de la persona, como tal, aunque no la aceptación incondicional de su miedo. Algunos puntos clave:

Confianza.

Es importante tener una fe ciega en las capacidades de la otra persona para superar las situaciones a las que debe enfrentarse. Esa confianza debe ser real, no fingida. El amor implica fe en la otra persona. Una frase mágica que no debe dejar de repetir: CREO EN TI. Si acuerda algo con el paciente, mantenga su palabra. Si han quedado en una hora a tal sitio, procure estar en ese sitio cinco o diez minutos antes.

La culpabilidad. 

La culpabilidad es probablemente uno de los sentimientos más inútiles, y que menos pueden ayudar a la recuperación de la persona afectada por la agorafobia. Tenga en cuenta que la persona está en una continua lucha interior, por un lado se ve imposibilitado para realizar ciertas actividades, por otro sabe que las personas que están a su alrededor, tienen que restringir ciertas actividades por causa de su miedo. No le eche en cara que está dejando de hacer cosas por esa persona. Si lo hace, piense que es una decisión consciente que usted ha tomado, usted ha tomado esa decisión, y asuma esa responsabilidad. Esto no hace sino retrasar el proceso de recuperación. Refuércele siempre que pueda. Reforzar sus logros es una de las contribuciones mas positivas que puede usted realizar. Aliente cada paso que dé, porque cada paso es un mundo recorrido. No echarle en cara los bloqueos en el avance. El propio paciente sabe cuando ha fracasado y no le ayudará nada que usted se lo recuerde. No espere avances milagrosos de la persona.

Un proceso.

Tenga en cuenta que está viviendo un proceso, y como tal, debe ser respetado. No presione intentando imponer un ritmo de cómo “deberían de ser los progresos según usted“.

Humor. 

Procure no darle demasiada “seriedad”, ni “gravedad” al problema. Tomarse con humor ciertas situaciones ayudarán al afectado a perderle el “respeto” al miedo. Respeto y aceptación. Las actitudes “paternalistas” tampoco serán muy útiles para ayudar al paciente. Debe procurar no atosigarle, ni tomar una postura sobreprotectora.

Dependencia.

La dependencia es uno de los temas que más pueden doler al agorafóbico, ya que minan su moral y sus ganas de luchar contra la enfermedad. No se preocupe si no entiende lo que a la otra persona le está pasando. Lo verdaderamente importante es la actitud de aceptación incondicional. Procure no juzgar a la persona afectada, si esa persona se siente aceptada se encontrara sin presiones adicionales, estará mucho más cómoda en las situaciones y por lo tanto mucho más dispuesta a aceptar retos contra menos vea que tiene que perder, mas arriesgará).

Aislamiento.

¿Significa esto que usted debe dejar su propia vida para atender a la otra persona?. No, ya que ello crearía resentimientos en usted en contra del paciente. La otra persona debe verse apoyada, pero no tiene que percibir que usted es también prisionera de su agorafobia, porque eso no haría más que bajar su autoestima, y usted probablemente le transmitiría una enorme culpa.

No encasillar.

Este apartado va más dirigido a los amigos, y personas que no son familia directa. No deje de ofrecerle realizar determinadas actividades, simplemente porque la persona ya lo haya hecho otras veces. “No lo encasille”. A medida que el paciente progrese irá aceptando las diferentes proposiciones.

¿Qué hacer cuando está en medio de un ataque de pánico?

La naturalidad es clave. Procure no dar la categoría de excepcional a esa situación.

• La regla de oro es: “Intentar no abandonar la situación hasta que el miedo haya disminuido“.•

• Puede intentar distraer al paciente, cuéntele anécdotas curiosas… hágale ver que hay temas en ese momento que son mas importantes que su miedo (aunque la persona se resista a creerlo).

• Haga algo inesperado. Rompa sus esquemas. Haga algo que le descoloque y sea imprevisible. La sorpresa puede hacerle olvidar su miedo, es una forma de distracción.

 • Procure que exprese lo que está sintiendo segundo a segundo. Esto le ayudara a racionalizar sus emociones, y a distanciarse de ellas. No deje que diga algo tan inespecífico como “tengo miedo“. Haga que sea concreto: “Siento escalofríos, me palpita el corazón, estoy pensando que quiero salir de aquí, me siento irreal…“. De todas formas, depende de los casos, hay personas con las que no es conveniente hablar de los síntomas. Si ve que no le va bien esta técnica, procurar no extenderse sobre las sensaciones del pánico.

 • Corte las expresiones de la espiral del pánico, no deje que el paciente se meta en su mundo de lo terrible y lo horrible.

• No le deje que use expresiones que no hagan sino corroborarle lo desesperado que esa situación es para el. El contacto físico es importante. Cójale de la mano o abrácele. El contacto físico contrarresta “la sensación de irrealidad” que pueda tener el paciente. La calidez, la seguridad de sentirse amados da una seguridad, proporciona un colchón, (es como hacer equilibrios en la cuerda con red).

 • Ayúdele a regular su respiración. Ponga la mano en el diafragma y ayúdele a regular el ritmo respiratorio. Las inspiraciones no deben ser ni demasiado profundas, ni demasiado rápidas, el tiempo de las expiraciones debe superar ligeramente al de las inspiraciones. Debe utilizarse tan solo la nariz, no la boca.

 • Muchas veces el hecho de poseer una “salida” a la situación, sirve para tranquilizarle. Si están en una situación de “exposición” planeen “salidas airosas de la situación“.

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