Que son los acúfenos.

Nuestros sentidos han ido siendo diseñados por la evolución como recursos para interpretar la realidad de forma ajustada. Sin embargo, a veces pueden aparecer complicaciones que hacen que ciertos componentes de nuestros sentidos se vean afectados, causándonos incomodidad en vez de informarnos acerca de lo que ocurre a nuestro alrededor. Un ejemplo de esto es el fenómeno de los acúfenos, también conocido como tinnitus.

Se trata de una alteración perceptiva que provoca un sonido comúnmente descrito como un pitido o zumbido, sin que haya sonido externo que lo justifique. Este sonido intrusivo puede ser más o menos constante o venir en forma de oleadas o latidos, y se puede notar en un solo oído, en los dos o como si viniese del interior de la cabeza.

Los acúfenos pueden tener una intensidad y una frecuencia de aparición muy variable, y en muchos casos llegan a ser tan intensos que resulta difícil oír lo que realmente está ocurriendo fuera del organismo.

Pueden aparecer de manera transitoria después de un daño celular en el sistema auditivo, causado por un sonido intenso; o establecerse de forma crónica, ocurriendo durante varios minutos al menos dos veces a la semana.

Por ese motivo no es extraño que, a pesar de ser tan solo un síntoma, favorezca la aparición de trastornos de ansiedad o depresivos, además de hacer menguar la capacidad de concentración.

A pesar de que los acúfenos no son muy conocidos, más de 16 millones de personas en España los han padecido alguna vez en su vida, de los cuales sólo un 1% lo ha hecho de forma grave.

Existen dos tipos principales de acúfenos:

Tinnitus objetivo

Puede ser escuchado por la persona que lo experimenta y por especialistas que utilicen los instrumentos de exploración adecuados. Está producido por alteraciones vasculares o por espasmos musculares que hacen que algunas partes del oído interno se muevan de manera anormal.

Tinnitus subjetivo

Es el tipo de tinnitus más común y sólo puede ser escuchado por la persona que lo experimenta de primera mano. Su diagnóstico es más complicado que en el caso del acúfeno objetivo.

Los acúfenos pueden presentarse por diferentes causas, entre ellas el bruxismo, problemas cervicales, trastornos de ansiedad, patologías vasculares o malos hábitos de salud.

Se considera que en el caso de tinnitus subjetivo la causa es un bloqueo de las células ciliadas del órgano espiral de la cóclea, que son las que transforman las vibraciones del aire en señales nerviosas que viajan a través de las neuronas.

Cuando estas células, similares a pelos microscópicos, ejercen de manera constante un “contacto” anormal, mandan al cerebro un patrón de señales eléctricas que resulta intrusivo y no varía con los cambios que se producen en el exterior. De este modo, la señal proveniente del sistema auditivo se vuelve constante y crónica.

Investigadores de la Universidad de California y la Facultad de Medicina de Harvard estudiaron la relación existente entre los acúfenos y la ansiedad, encontrando que un 26,1% de los participantes afectados por tinnutis reportaron ansiedad, frente al 9,2% de los que no reportaron tinnitus. Del mismo modo, un 25,6% de los que padecen acúfenos reportaron problemas con la depresión, mientras que solo un 9,1% de los que no tienen tinnitus comunicaron síntomas de depresión.

El estudio señala también que los hombres y mujeres con acúfenos dormían menos horas y estaban más días de baja laboral que el resto.

Los acúfenos pueden causar estrés y, a su vez, el estrés es un factor de riesgo para desarrollarlos, ya que produce una elevada sobreexcitación en la corteza cerebral auditiva y en el área límbica.
El estrés también causa un estado de tensión muscular, especialmente en los músculos faciales, conectados directamente con ciertas estructuras del oído. Cuando esta tensión acumulada encuentra una vía de escape en el bruxismo nocturno, se una presión interna que tapona los oídos y a su vez puede derivar en acúfenos.

En cuanto a su tratamiento, hoy en día no existe una solución terapéutica que asegure su desaparición, pero sí métodos dirigidos a mejorar la calidad de vida, que ayudan a mitigar el malestar.

En el caso de los acúfenos causados por estrés acumulativo se utilizan técnicas como la reestructuración cognitiva dirigida a eliminar las interpretaciones negativas asociadas, y métodos de relajación con biofeedback para ayudar a aliviar la tensión y tratar la ansiedad derivada, permitiendo visualizar en tiempo real los procesos que activan o desactivan el sistema nervioso.

Otro de los tratamientos con más resultado es la Terapia de Reentrenamiento del Tínnitus (TRT), cuyo principal objetivo es reducir la percepción del ruido en los oídos, permitiendo que la persona aprenda a convivir con esos sonidos, reduciendo la reacción emocional ante los mismos.

También se pueden administrar algunos complementos alimenticios que ayuden a mejorar la circulación sanguínea y la conducción bioeléctrica neuronal, a disminuir el estrés o la ansiedad y a mejorar el sueño.

Si crees que padeces esta dolencia no dudes en pedir un diagnóstico especializado y ten en cuenta que el factor psicológico es uno de los más asociados a esta patología, por lo que trabajando en él se puede conseguir un mayor estado de bienestar.

 

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